Disolución: ¿los marginados de ayer llamados a escribir la historia?

Disolución: ¿los marginados de ayer llamados a escribir la historia?
Disolución: ¿los marginados de ayer llamados a escribir la historia?
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La decisión del Presidente de la República de disolver la Asamblea Nacional está ciertamente justificada a nivel democrático, pero al intentar convencer a toda costa al electorado de que el país está amenazado, Emmanuel Macron demuestra a la vez oportunismo y narcisismo. El análisis de Ivan Rioufol.


La fábrica del miedo está rota. La intimidación intelectual ya no funciona. Emanuel Macron es, en Francia, el perdedor de las elecciones europeas. Todo indica que posteriormente saldrá perdedor en las elecciones legislativas del 30 de junio y del 7 de julio. Sus repetidas advertencias sobre el ascenso de “la extrema derecha”, “la democracia amenazada”, “el enorme peligro” lo que representaría un voto a favor de RN o de Reconquista ya no se toman en serio.

El “nuevo mundo” tiene resaca

La realidad sacude las ideologías. El muro de la corrección política, este totalitarismo de buena conciencia, se derrumbó el domingo 9 de junio de 2024 a las 20 horas, bajo el peso de sus mentiras y negaciones. Por intentar demonizar la ira de los franceses, el jefe de Estado acentuó su expresión. El viejo mundo está llegando a su fin: el de los demócratas globalistas que odian al pueblo y a la nación. Los disparates propagandistas los habrá cometido el propio Macron, como el del 6 de junio: “Si mañana la extrema derecha tiene una minoría de bloqueo en Europa, ya no tendremos una Europa de vacunas. Son personas que te dan cloroquina o la vacuna Sputnik”. ¿Hay que recordar que detrás de la Europa de las vacunas hubo, además de un orden sanitario aterrador, la distribución de productos experimentales con una eficacia muy relativa y efectos secundarios importantes? Recordemos que una denuncia contra Ursula von der Leyen fue presentada por sus contratos opacos (¡36 mil millones de euros!) con Pfizer ? De aquí al 7 de julio, el maniqueísmo macroniano promete mucha más desinformación.

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La decisión de Macron, ayer a las 21 horas, de disolver la Asamblea y convocar elecciones legislativas antes de las vacaciones de verano es, sin embargo, democráticamente irreprochable. La moción de censura del pueblo sustituyó a la, siempre rechazada, de los diputados pusilánimes.

Manon Aubry habla de Hitler

Sin duda, el presidente todavía espera convencer, para entonces, de la incompetencia de Marine Le Pen. y la inminencia de una oleada fascista. Manon Aubry (LFI) marcó el tono de histeria predecible al resumir la alternativa así: “Más como Hitler que el Frente Popular. Debemos esperar, de parte de quienes están en el poder y de la izquierda, una avalancha de indignación por el “regreso de los años treinta”. y la falta de preparación de la RN para gobernar. Pero los lúcidos ya no caerán en esta trampa de los gogos. Macron, cegado por su narcisismo, subestima el rechazo hacia sí mismo y la desconfianza que despierta entre la gente corriente. Estas apresuradas elecciones legislativas se perfilan como un referéndum a favor o en contra del jefe de Estado y el mundo ficticio que defiende. En caso de una ola de RN en la Asamblea, también se plantearía la cuestión de la renuncia del repudiado Presidente de la República. En cuanto a la hipótesis ahora probable de la convivencia, podría ofrecer a los RN demasiado novatos un aprendizaje útil y a los derechos una oportunidad de reunirse en el corazón de la máquina gubernamental.

Queda esta nueva situación política: los parias de ayer están ahora llamados, en casi todas partes, a escribir la historia. Se levanta el viento de la revolución… en la derecha.

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