Pensamientos y oraciones por André Roy

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André Roy, antaño un hombre fuerte sobre el hielo, hoy es un hombre enfrentado a sus propios miedos. En sus palabras teñidas de reflexión y nostalgia, evoca con conmovedora sinceridad los temores que atormentan su mente sobre su futuro.

“Te mentiría si te dijera que no temo al futuro”. (crédito: La Poche Bleue)

Estas palabras sencillas, pero llenas de emoción, revelan la incertidumbre que habita en el alma de André Roy. A medida que avanza en la vida, se enfrenta a la aterradora cuestión de su salud futura. Contempla con legítimo miedo las posibles secuelas de los años pasados ​​en las pistas de hockey.

“Quién sabe cómo será mi salud dentro de 10 o 15 años. Sin embargo, trato de no pensar mucho en eso para no hundirme en la angustia y la ansiedad. Lo tomo día a día esperando mantener mi calidad de vida por más tiempo. mientras sea posible”

Aunque intenta valientemente no ceder ante la angustia y la ansiedad, la sombra de la encefalopatía traumática crónica (ETC) se cierne sobre él.

Esta enfermedad, de la que cada vez oímos hablar más, representa para él un motivo legítimo de preocupación, un espectro oscuro que oscurece el horizonte.

“Por mi parte, recuerdo haber visto estrellas en algunas de mis peleas y una vez tuve un latigazo, que se considera una conmoción cerebral”.

A pesar de su determinación de vivir el día a día, a veces se siente el peso del pasado. Los recuerdos de su carrera como “matón” profesional, marcada por peleas en el hielo, resuenan de una manera nueva. Los días difíciles y los cambios de humor son recordatorios de los sacrificios realizados para alcanzar sus sueños.

“A veces los días son un poco más difíciles. A veces tengo pequeños cambios de humor, pero aun así todo va bien. El momento más difícil fue cuando terminó mi carrera”.

La transición a la vida después del hockey no ha estado exenta de desafíos. El final de su carrera deportiva dejó un vacío difícil de llenar, una pequeña depresión post-carrera que superar. Pero André Roy pudo recuperarse y encontró una nueva vida en su segunda carrera en los medios.

“Como muchos atletas, pasé por una pequeña depresión posterior a mi carrera y sí, puede que haya bebido demasiado ron y coca cola en mi sótano viendo hockey, pero tuve suerte”.

Sin embargo, a pesar de los éxitos profesionales, persisten las dudas. Las reflexiones sobre las decisiones pasadas y los sacrificios realizados se entrelazan con las preocupaciones por el futuro. La incertidumbre y el miedo siguen siendo muy reales.

Sin embargo, en el corazón de esta tormenta interior persiste una certeza inquebrantable: el hockey sigue siendo su pasión, su amor eterno.

A pesar de los riesgos y sacrificios, no cambiaría los años pasados ​​en el hielo por nada. Era su sueño, su vocación, su razón de vivir.

Hoy, mientras las sombras del pasado se extienden sobre su presente, André Roy mantiene la cabeza en alto. Afronta el futuro con valentía y determinación, sabiendo que cada día es una batalla, pero también una oportunidad de saborear la vida y los preciosos momentos compartidos con su familia.

“Rápidamente me di cuenta de que tomar unas copas cuatro o cinco veces por semana solo es un billete de ida a los problemas. Rápidamente recuperé el rumbo y mi segunda carrera en el mundo de los medios me ayudó mucho y todavía me hace mucho bien. “.

A través de sus palabras llenas de verdad y vulnerabilidad, André Roy nos recuerda la fragilidad de la existencia humana y la fuerza insospechada que reside en cada uno de nosotros.

Al leer su testimonio, sentimos un escalofrío que nos recorre la espalda, pero también una profunda admiración por su resiliencia y su determinación de superar las pruebas de la vida.

Nuestros pensamientos y oraciones están con él en su viaje, esperando que su futuro sea brillante y se mantenga en el camino correcto.

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