Terapia, pareja libre, religión: cansados ​​de ser infieles, encontraron soluciones para evitar engañar a su pareja

Terapia, pareja libre, religión: cansados ​​de ser infieles, encontraron soluciones para evitar engañar a su pareja
Terapia, pareja libre, religión: cansados ​​de ser infieles, encontraron soluciones para evitar engañar a su pareja
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Si bien acaba de regresar a la vanguardia con un nuevo álbum, “Blue Electric Light”, Lenny Kravitz dijo recientemente a The Guardian que lleva nueve años soltero y sobrio. Una elección deliberada, porque el cantante y actor se culpaba de sus infidelidades pasadas, a pesar de que se había sentido muy decepcionado al enterarse de las de su padre.

“Creo que simplemente estaba diciendo su verdad. Tuvo la misma experiencia con su padre, que fue una de las razones por las que dejó el hogar joven y entró en el ejército. Había tratado de salir de eso, sólo para no repetir la historia de su padre. La historia simplemente pensó que era un problema generacional que yo también repetiría. Es bastante profundo, es como algo que sale de una obra de teatro. Y solo me di cuenta de su poder a medida que crecí, y tuve que trabajar realmente en ello y comprenderlo. conquistarlo. Me llevó toda mi energía y esfuerzo a lo largo de mi vida”, explica.

El artista no es el único que se ha esforzado por romper el círculo de la infidelidad. Varios hombres, cansados ​​de engañar a sus parejas, también han decidido trabajar en sí mismos para cambiar su comportamiento. Solos o con un psicólogo, exploraron diferentes técnicas, a veces sorprendentes.

Víctor*, de 44 años, confiesa “haber sido infiel casi toda su vida”. “Engañé a mi primera novia en la universidad, y a casi todas las posteriores, cuando la relación duró más de unos pocos meses. Sé que eso no es una excusa, pero, en mi defensa, nunca tuve un modelo de pareja funcional en mi vida. En mi círculo, mi padre me llevaba con él a ver sus conquistas, y servía de coartada a mi madre, que no tenía idea de que podía engañarla en presencia de su hijo”, explica.

“En ese momento, mi padre me dijo que era normal, que los hombres necesitaban una mujer a la que amar y una mujer a la que desear. Al final, fue una de mis ex quien me explicó que no era normal cuando encontraba “Descubrí que la había engañado y que le confesé que había engañado a todos mis ex”. Después de darse cuenta de esto, Víctor primero cortó los lazos con su padre. “Me negué a hablar con él durante cuatro años, pero ambos estábamos descontentos con la situación, y eso no me impidió seguir siendo infiel. Así que, a los 37 años, decidí ir a ver a un psicólogo, quien posteriormente me sugirió que Vengo a terapia con mi padre.”

Después de algunas dudas, los dos hombres se pusieron en marcha. “Creo que necesitaba que mi padre se diera cuenta de que su actitud no era la correcta y que me había enseñado algo perjudicial para seguir adelante”, afirma Víctor. “Y creo que funcionó. No sólo estamos más unidos que nunca, sino que además llevo casi tres años de relación, sin la más mínima infidelidad, ni ganas de buscar en otro lado. Lo único que lamento es no haber tenido “Empezé a realizar este trabajo conmigo antes”.

Julien*, 28 años, también es un mentiroso en serie. “Lo digo sin vergüenza: engañé a muchas de mis parejas, y esto con una facilidad enloquecedora, que nunca me animó a parar. Nunca me pillaron porque siempre salía con chicas muy independientes. Tenían sus trabajos, sus amigas. , sus actividades… Y eso me dejó libre para ir a otros lugares sin ninguna dificultad real.”

Finalmente, fue por ego que el joven decidió dejar de serle infiel. “Me dije que merecía algo mejor que una chica a la que quería engañar. Luego, en un foro, descubrí el principio de las “tradwives”, esas mujeres tradicionales, y me dije que era perfecto para mí. Mi pareja de dos años es ama de casa, y como está embarazada, pronto será ama de casa. No trabaja, depende económicamente de mí, y este papel de cabeza de familia me halaga. Depende de mí, no me veo engañándola, eso sería despreciable de mi parte”.

Julien también afirma haberse vuelto más hacia la religión. “No quiero especificar cuál, pero este retorno a los valores tradicionalistas me sienta muy bien y me ayuda a alinearme. Creo que necesitaba eso para dejar de engañar a mis compañeros: recuperar el respeto por mí mismo, por el mujer que comparte mi vida, y por la noción de pareja.”

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Si Víctor y Julien lograron conciliar fidelidad y monogamia, Baptiste* tomó un camino algo diferente. “Llevo años intentando convencer a mis sucesivas parejas de que una relación abierta es la mejor solución, porque tengo mucha libido y necesito mucha atención. Soy el tipo de hombre que necesita sexo casi todos los días. “De lo contrario, me volveré loco mientras mis amigos puedan seguir el ritmo, no necesito buscar en otra parte. Pero el año pasado hice algo realmente fuera de onda”, admite.

De hecho, el treintañero engañó a su pareja que acababa de dar a luz. “Pudimos dormir juntos casi hasta el final de su embarazo y fue genial, aunque intenté no ser demasiado fogosa. Pero seis semanas después de dar a luz, todavía no habíamos vuelto a estar juntos. Que ella no “Quiero penetración, lo puedo entender, todavía está en construcción allí abajo, pero hay otras soluciones… Así que busqué en otra parte”. Si no existe una norma para reanudar la actividad sexual después del parto, no es sorprendente esperar varias semanas para darle tiempo al cuerpo a recuperarse y a que los padres jóvenes se adapten a este nuevo ritmo de vida.

Pero Baptiste es categórico: “No podía esperar más, me estaba poniendo irritable. Mi expareja sabía que tenía la libido alta y cuando me vio más relajada comprendió enseguida que me había ido a otra parte”. Ella me dejó enseguida, aunque le pedí disculpas y le expliqué”, lamenta.

Hoy, el joven comparte la vida de una nueva mujer, con quien mantiene una relación abierta. “Ella es mi amante oficial, pero además tengo varias amantes. Como ella acepta, no es infidelidad”, se alegra. “Para mí es la solución perfecta”, concluye. Y técnicamente no se equivoca, aunque una relación abierta debe realizarse en un marco particular, con respeto y honestidad, lo que “no es su fuerte”, según sus propias palabras.

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