¿Alegre o juguetón? ¡Culpa de la microbiota intestinal!

¿Alegre o juguetón? ¡Culpa de la microbiota intestinal!
¿Alegre o juguetón? ¡Culpa de la microbiota intestinal!
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(ETX Daily Up) – ¿Qué pasaría si algunas de sus decisiones o su comportamiento fueran el resultado, no de mecanismos voluntarios, sino de la composición de su microbiota intestinal? Una perspectiva que puede hacerte sonreír… Sin embargo, esto es lo que sugiere un estudio muy serio realizado por investigadores del Brain Institute y la Universidad de Bonn. Los cambios en la flora intestinal podrían influir especialmente en las interacciones con los demás.

Un nuevo estudio realizado por investigadores del Brain Institute y la Universidad de Bonn (Alemania) sugiere que la composición de la microbiota intestinal podría influir en determinadas tomas de decisiones.

SewcreamStudio/Getty Images

D’après la Fondation pour la Recherche Médicale (FRM), le microbiote intestinal rassemble «des milliers de milliards de micro-organismes vivant principalement dans les intestins, en symbiose avec l’organisme, c’est-à-dire en association bénéfique à cada uno. ¡Hay tantas como células en nuestro cuerpo! Se trata principalmente de bacterias, pero también de levaduras y virus. Si ya sabemos que esta flora, como también se la llama, impacta en la función digestiva, también podría influir en el comportamiento, en determinadas emociones e incluso en determinadas tomas de decisiones. Una sorprendente observación realizada por científicos del Brain Institute, en Francia, y de la Universidad de Bonn, en Alemania.

Este no es el primer estudio que explora esta asociación, pero la mayoría de las investigaciones realizadas anteriormente sólo se han centrado en animales. “Los datos disponibles sugieren que el ecosistema intestinal se comunica con el sistema nervioso central a través de diferentes canales, incluido el nervio vago. También utiliza señales bioquímicas que desencadenan la liberación de neurotransmisores, como la dopamina y la serotonina, que son esenciales para el correcto funcionamiento del cerebro”, afirma Hilke Plassmann, jefa del equipo de Control Cognitivo – Interocepción – Atención a la Mente del Brain Institute. profesor de Insead, en un comunicado de prensa.

A partir de esta observación, los investigadores quisieron someter a 101 hombres de entre 20 y 60 años a pruebas de comportamiento, incluido el “juego del ultimátum”, que consiste en evaluar la toma de decisiones y la sensibilidad ante la injusticia -o la equidad- de un individuo. Las reglas del juego son simples: le das una suma de dinero a un participante y le pides que la comparta, de manera justa o no, con un segundo participante. Quién puede aceptar o rechazar la oferta según le parezca justa o injusta. En el segundo caso, ninguno de los jugadores recibe la recompensa.

El detalle más importante es que 51 participantes consumieron probióticos y prebióticos, utilizados para reequilibrar la flora intestinal, durante siete semanas, mientras que 50 participantes recibieron un placebo. Todos participaron del juego durante dos sesiones, al inicio y después de tomar los suplementos.

“Mayor sensibilidad a la equidad”

Publicados en la revista PNAS Nexus, los resultados sugieren que la composición de la microbiota intestinal podría influir no sólo en la toma de decisiones, sino también en la “sensibilidad a la injusticia”. En detalle, los investigadores explican que los participantes que habían tomado probióticos y prebióticos tenían más probabilidades de rechazar ofertas consideradas desiguales, después de siete semanas de suplementación. Una evolución en la toma de decisiones y la sensibilidad ante la injusticia –o la equidad– que no se observó en el grupo placebo. Los participantes que consumieron suplementos también fueron los que experimentaron mayores cambios en la composición de su microbiota intestinal.

Observación final y no menos importante”, observaron también los investigadores. [au sein du groupe supplémenté] una fuerte disminución de los niveles de tirosina, un precursor de la dopamina, después de las siete semanas de intervención. Por primera vez emerge un mecanismo causal: la composición de la microbiota intestinal podría influir en el comportamiento social a través de los precursores de la dopamina, un neurotransmisor que interviene en los mecanismos cerebrales de recompensa”, como se puede leer en el informe de este trabajo.

Una observación que debería dar lugar a nuevas investigaciones, más profundas y más específicas. “Es demasiado pronto para decir que las bacterias intestinales son capaces de hacernos menos racionales y más receptivos a las consideraciones sociales. Sin embargo, estos resultados aclaran qué vías biológicas deberíamos observar. ¡La perspectiva de modular la microbiota a través de la dieta para influir positivamente en la toma de decisiones es muy emocionante! Debemos explorar esta vía con el mayor cuidado”, afirmó Hilke Plassmann, autora principal de este trabajo.

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