Los carteles de “Shrinkflation” llegan a las tiendas

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En un supermercado de Issy-les-Moulineaux (Altos del Sena), 16 de mayo de 2024. Joel Saget/AFP

Nuevos carteles aparecerán en las estanterías de los supermercados, a partir del lunes 1es julio. Los supermercados tendrán que informar sobre los productos afectados por la “shrinkflation” (del verbo inglés encogerque significa “encoger”), es decir aquellos cuyo peso o volumen se ha reducido, pero no su precio.

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Una pantalla obligatorio por decreto ministerial del 16 de abril para los productos vendidos en cantidad constante con marcas nacionales o blancas, en supermercados de más de 400 m². Por tanto, quedan excluidos los sectores de graneles y restauración.

Esta señalización se mostrará “por un plazo de dos meses, a partir de la fecha en que el producto se ponga a la venta en su cantidad reducida”especifica el texto publicado en Periódico oficial el 4 de mayo. El resultado de un caso que movilizó al sector agroalimentario durante varios meses.

Muy pocas anomalías

Todo empezó en septiembre de 2022, con un estudio de Foodwatch que alertaba a la opinión pública sobre una “inflación oculta”. A continuación, esta asociación señaló seis reducciones de peso que se habían producido “en catimini” desde 2019 en las estanterías (margarina omega 3 St Hubert, la botella de agua Salvetat, la botella de jarabe de granadina Teisseire, la ración de queso Kiri, el azúcar St Louis y los chocolates Les Pyrénées de Lindt). Para los fabricantes acusados, no hay engaño en cuanto a los productos: en sus envases se indica claramente la cantidad y el peso de sus productos, y los consumidores son informados del contenido cuando los compran.

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Reducir la cantidad de un paquete de tartas o de un envase de detergente sin ajustar el precio es una práctica comercial autorizada por la ley, siempre que se informe a los consumidores. Pero se ha generalizado con los crecientes costos de la energía y el transporte. Para evitar reajustar sus precios para amortizar sus costes de producción, muchos fabricantes prefirieron eliminar algunos gramos del mismo producto.

Pero en medio de una crisis de poder adquisitivo, el gobierno se vio obligado a abordar el tema. Ha ordenado a la DGCCRF que realice controles en el otoño de 2022 a los distribuidores y empresas que envasan productos alimenticios, con el fin de medir el alcance del problema. Resultado: muy pocas anomalías, a menudo relacionadas con un “cambio de receta”de un peso no indicado en el envase… Pero ante la polémica creciente en la opinión pública sobre esta inflación oculta, el gobierno publicó un decreto para mejorar la información proporcionada a los consumidores y encargó a los distribuidores la tarea de transmitirla.

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