Los envases de alimentos elaborados con fibras vegetales pueden contener sustancias nocivas y no son necesariamente muy sostenibles, lamenta la asociación de consumidores CLCV en un estudio publicado el martes.
Si bien las pruebas realizadas por la asociación “no demuestran una infracción sanitaria en el estado actual de la normativa”, sí revelan “una composición no siempre muy ecológica y demasiadas afirmaciones que pueden inducir a confusión” en los envases. elaborados a partir de fibras vegetales, percibidos como más duraderos y menos peligrosos para la salud que los envases de plástico de un solo uso a los que sustituyen.
Bandeja de pulpa de caña de azúcar, caja de pizza de cartón ondulado, ollas soperas de cartón kraft y envases de hamburguesas de papel kraft marrón: la asociación CLCV analizó cinco envases habituales a base de fibras vegetales que se piden en los puntos de venta de comida para llevar.
Estas pruebas permitieron detectar bisfenol A en la caja de pizza. La presencia de este disruptor endocrino, prohibido en Francia desde 2015, podría estar relacionada con el uso de cartón reciclado, estima el CLCV.
Los análisis también sugirieron la presencia, en la bandeja de pulpa de caña de azúcar, de compuestos PFAS perfluorados. Estos contaminantes nocivos para la salud –llamados “eternos” porque no son fácilmente degradables en el medio ambiente– se suelen utilizar por sus propiedades impermeabilizantes y su resistencia a las altas temperaturas.
Estos paquetes suelen estar revestidos con una capa de plástico para hacerlos impermeables. Resultado: “promesas exageradas” en términos de reciclabilidad, subraya el CLCV. La asociación denuncia también una “confusión” en el uso de los términos “compostable” y “biodegradable”.
Para la asociación, los fabricantes y profesionales deben ser más transparentes sobre la composición de sus envases.
La CLCV también insta a las autoridades públicas a mejorar la normativa.
La asociación destaca en particular la “mala articulación” entre el reglamento REACH sobre la fabricación e importación de sustancias químicas en Europa y el reglamento sobre los materiales en contacto con los alimentos, lo que “conduce a una gestión incoherente, responsable de la presencia de sustancias nocivas como como bisfenoles, ftalatos o compuestos perfluorados en envases de alimentos.
“La sustitución de los envases de plástico desechables por otros a base de fibras vegetales no parece cumplir sus promesas en términos de seguridad y sostenibilidad”, resume el CLCV, que recomienda favorecer los envases reutilizables y el residuo cero, “única alternativa verdaderamente sostenible”.