Esta denuncia sin precedentes se produce poco después del discurso de fin de año del presidente Paul Biya, en el que el jefe de Estado nonagenario sugirió que podría presentarse a un nuevo mandato.
Esta posición de los obispos católicos es tanto más significativa cuanto que su Iglesia es una institución respetada e influyente en Camerún.
Es la primera vez que los obispos de Camerún critican con una sola voz el gobierno de Paul Biya, en el poder desde hace 42 años. En su homilía de Año Nuevo, Emmanuel Abbo, obispo de Ngaoundéré, denunció el sufrimiento que padecen los cameruneses:
“¿Cómo es posible que el desesperado llamado de ayuda de los cameruneses no impulse a los líderes de este país a querer poner fin a su sufrimiento? Y el sufrimiento más grave es que a los cameruneses se les prohíbe expresar su sufrimiento prometiéndoles que el Estado es una apisonadora, un Moulinex que reducirá a la pulpa a cualquier camerunés que se atreva a expresar su sufrimiento. ¿A quién gobernaremos cuando hayamos aplastado a todos los cameruneses en el Moulinex o cuando los hayamos pasado por encima con la apisonadora? ¿Cómo podemos prometer la muerte a quienes sólo piden lo mínimo para sobrevivir?”
La correspondencia de Elisabeth Asen
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Otros prelados se sucedieron para juzgar al régimen, en particular Samuel Kleda, arzobispo metropolitano de Douala, y Yaouda Hourgo, obispo de Yagoua, en el extremo norte del país. Todo el mundo considera poco realista la nueva candidatura de Paul Biya para las elecciones presidenciales de 2025.
Mientras algunos líderes religiosos piden cambios, otros favorecen la estabilidad institucional, lo que crea una división sin precedentes en el panorama político-religioso nacional. Es el caso del imán central de Duala, Mouhamad Malik Farouk. Por su parte, califica las declaraciones de los obispos como “puntos de vista personales, desprovistos de fuerza vinculante”.
Un ping-pong interreligioso que revela las profundas divisiones existentes en la sociedad camerunesa en torno a la cuestión de la sucesión presidencial.
Esta posición de los obispos católicos es tanto más significativa cuanto que la Iglesia católica en Camerún es una institución respetada e influyente.
Así, para Nestor Nzetou Félix, sociólogo y pastor, los líderes religiosos también tienen su parte de responsabilidad.
ACORTAR
“Cuando vas a una universidad católica, tienes que pagar más de un millón. Saben incluso que Camerún, como lo describen, es un país pobre. ¿Cómo no adaptar el precio de la escolarización al nivel de vida de los cameruneses?
Ciertamente pueden, a través de su producción, influir, pero no deciden la elección de la gente”.
Camerún tiene casi diez millones de católicos, o el 38,4% de la población, repartidos en 24 diócesis. Una encuesta posterior estimó esta cifra en 7 millones (26%) en 2023.
Esta ruptura podría sentirse durante las elecciones presidenciales que tendrán lugar el próximo mes de octubre.