Revolucionando un mundo “estancado en una publicidad de los años 90”: en Biarritz, el Queen Classic Surf Festival quiere dar más espacio a las mujeres y a las minorías sexuales en un deporte cuya imagen sigue siendo muy masculina.
Para Margaux Arramon-Tucoo, una de las tres fundadoras del evento, cuya cuarta edición finalizó el domingo en Biarritz, ahora hay «muchas más chicas en el agua» pero «aún tienen que demostrar que saben surfear para tener su lugar» en este universo «extremadamente atrasado».
La imagen del surfista, mantenida por un marketing “masculino” entre las marcas del sector y en la prensa especializada, le parece “pegada a un anuncio de los años 90”, es decir, “un chico rubio, muy bien formado, cogiendo una ola mientras una chica en tanga, con un cuerpo de ensueño, lo observa”.
En los últimos años han surgido críticas por parte de surfistas profesionales, como la brasileña Silvana Lima, quien explicó en una entrevista a la BBC que se había topado con patrocinadores “que buscaban tanto surfistas como modelos”.
“Ya no nos reconocíamos en absoluto en los estereotipos, a veces sexistas u homófobos, asociados al deporte que practicamos desde niños”, añade Amaya Gomis, otra cofundadora del festival.
– Un tercio de las mujeres practicantes –
La Federación Francesa de Surf cuenta actualmente con 15.000 miembros en clubes, de los cuales el 36% son mujeres (frente al 25% en 2008), y 65.000 en escuelas, inscritas en cursos que incluyen el surf como parte de la educación física y el deporte.
Pero con tantos aficionados que practican en escuelas privadas o en total libertad, el número de surfistas alcanzaría el millón en Francia. Dos tercios se encuentran en Nueva Aquitania y la mitad son menores de 18 años, con la misma proporción de chicas, según los estudios.
Para Nadia Ghali, vicepresidenta de la Federación, hay que “desconstruir para reconstruir”. Según ella, introducir más diversidad en una práctica “bastante masculina e individualista” requiere “un trabajo encubierto, sobre el terreno, con clubes y asociaciones, pero también formación de dirigentes, supervisores o incluso jueces oficiales de competición”.
En 2019, la World Surf League ya había dado un paso importante al anunciar la paridad en premios monetarios para todas sus competiciones masculinas y femeninas.
«Confiada» en la evolución del mundo del surf, teniendo en cuenta el «camino ya recorrido», Nadia Ghali lamenta sin embargo los «clichés persistentes» que son otras tantas «barreras que hay que romper» en la práctica.
– Club de surf gay –
En Biarritz, Jihane Alami Badissi creó en 2021 el primer club de surf queer francés. Para ella, el festival es una forma de “sensibilizar a las personas que no se identifican con la comunidad surfista, cuyas representaciones ofrecen poca diversidad”.
Este año, participaron en la competición 32 mujeres, además de la australiana transgénero Sasha Jane Lowerson y el surfista queer filipino Rafael Nogalo. “Personas con talento que no son destacadas por los patrocinadores”, a las que los organizadores intentan “hacer destacar”.
El festival pretende así dar una “imagen más real” del surf. “Hay chicas de todos los cuerpos, de todos los países, transgénero, gays… ¡de todo!”, sonríe Margaux Arramon-Tucoo.
A principios de este año, la marca Rip Curl desató la polémica al elegir a Sasha Jane Lowerson como su musa, después de haber roto previamente su colaboración con la campeona estadounidense Bethany Hamilton, quien se oponía a la presencia de atletas femeninas transgénero.
“Es complicado actuar” con las marcas y su lógica de marketing, considera Nadia Ghali, para quien la Federación aún puede desempeñar un papel en el acompañamiento de los deportistas en la gestión de sus carreras. O en el equipamiento, como los monos que lució Vahine Fierro, que participó en los Juegos Olímpicos de París 2024.
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