Michel Catalano, de 57 años, fue rehén de los hermanos Kouachi en su imprenta de Dammartin-en-Goële tras su ataque a la redacción de Charlie Hebdo en 2015. Diez años después, recuerda.
Un hombre todavía marcado por el trauma. En enero de 2015, en su imprenta de Dammartin-en-Goële, en Sena y Marne, Michel Catalano fue tomado como rehén por los hermanos Kouachi, que acababan de cometer un atentado mortal contra el periódico Charlie Hebdo. Diez años después, el impresor cuenta a Ouest France cómo intenta superar este trauma, en una entrevista publicada el viernes 3 de enero.
“Desde aquel día me he convertido en alguien completamente diferente”, asegura al diario, explicando que ha aprendido a “vivir con (sus) dolencias”.
El 7 de enero de 2015, Chérif y Saïd Kouachi, franceses de origen argelino que habían jurado lealtad a Al Qaeda, entraron en los locales del semanario satírico y mataron a 12 personas.
Siguieron dos días de seguimiento por parte de las fuerzas del orden. Finalmente fueron abatidos por un equipo del GIGN en la imprenta de Dammartin-en-Goële, donde se habían refugiado.
“Me dije a mí mismo que para mí se había acabado”
Antes, Michel Catalano, de 57 años, director de la imprenta, fue retenido durante una hora y media por los dos hermanos. “Vi todo en sus ojos, el miedo, la ira, la consternación”, recuerda diez años después.
Cuando los terroristas le preguntan de repente si es judío, el impresor se asusta. “Me dije a mí mismo que todo había terminado para mí, sentí la violencia, a través de los ojos negros”, respira.
Él responde que no y añade que es francés de origen italiano. “Esperaba que mi identidad como inmigrante despertara en ellos la posibilidad de identificarse conmigo, con mi recorrido vital”, explica.
Mientras se enfrentaba a los terroristas, Michel Catalano había empujado previamente a su joven empleada de 26 años, Lilian, a esconderse debajo de un fregadero para protegerlo. Un gesto que le salvó la vida.
Desde entonces, aunque el joven ya no trabaja en la imprenta, el cincuentón sigue en contacto con él. “Tenemos un vínculo muy fuerte que la gente no puede entender”, asegura.
Ansiedad persistente
Desde esta toma de rehenes, durante la cual temió por su vida, Michel Catalano se ha visto afectado por una hipervigilancia y dice que le cuesta incluso mirar a alguien a los ojos.
A medida que se acerca el aniversario de la toma de rehenes, el impresor, que no ha abandonado Dammartin-en-Goële, admite estar un poco ansioso. “Trato de convencerme de que todo estará bien”, dice.
También reconoce que el miedo no lo ha abandonado del todo, resurgiendo los recuerdos del 7 de enero de 2015 “siempre y cuando las máquinas (de la imprenta) no se pongan en marcha” por la mañana y él esté solo.
Sin embargo, afirma estar “mejor” hoy y dice que le ayudó la escritura de su libro. El impresor Dammartin, Diez años después, el rehén de los terroristas cuenta su historialanzado el jueves 2 de enero. “Necesitaba entender por qué actué así ese día, tenía que entender mi día”, explica.