A pesar de sus reveses legales, Donald Trump está ganando terreno en Silicon Valley. Figuras icónicas de la tecnología apoyan al candidato republicano, atraídas por su visión libertaria y su oposición a la regulación. Esta nueva situación podría reorganizar las cartas de las elecciones presidenciales estadounidenses.
Una revolución silenciosa está en marcha en Silicon Valley. Donald Trump, durante mucho tiempo persona non grata en la cuna de la tecnología estadounidense, está logrando un avance importante allí. El candidato republicano recaudó recientemente 12 millones de dólares en un evento en San Francisco, su primera visita en una década, y atrajo a donantes dispuestos a pagar hasta 300.000 dólares por un asiento.
El ex presidente estadounidense fue recibido en San Francisco por dos inversores locales, David Sacks y Chamath Palihapitiya. Aunque menos conocidos que figuras como Mark Zuckerberg o Elon Musk, estos emprendedores ejercen cierta influencia en su campo.
David Sacks, un republicano con opiniones libertarias, es uno de los creadores de PayPal, mientras que Chamath Palihapitiya ocupó un alto cargo en Facebook y anteriormente fue un firme partidario de Barack Obama.
“Salvaje Oeste digital”
Este cambio inesperado puede explicarse por varios factores. Los gigantes tecnológicos, cansados de las políticas regulatorias de la administración Biden, ven a Trump como un campeón del “Salvaje Oeste digital”. Su visión libertaria, que defendía la libertad de expresión ilimitada y el espíritu empresarial desenfrenado, atrajo a los inversores del Área de la Bahía de San Francisco.
Y luego está el rechazo a las políticas de Biden. La administración demócrata está preparando investigaciones antimonopolio contra los tres mosqueteros de la IA: Nvidia, Microsoft y OpenAi. La iniciativa, encabezada en parte por Lina Khan, presidenta de la Comisión Federal de Comercio nombrada por Joe Biden, quiere eliminar posibles prácticas anticompetitivas. Suficiente para irritar a Silicon Valley.
Rupturas en la alianza
La alianza no está exenta de defectos. En temas como la supervisión de la inteligencia artificial o los vehículos eléctricos, las opiniones difieren. Elon Musk, una figura emblemática de la tecnología, ilustra esta ambivalencia: crítico con ciertas posiciones de Donald Trump, consideraría, sin embargo, un papel de asesor en una posible administración Trump.
El surgimiento de una “derecha geek” en Silicon Valley marca un punto de inflexión. Más allá del aspecto financiero, lo que está en juego es el acceso a una mina de oro de datos y algoritmos. El espectro del escándalo de Cambridge Analytica cobra gran importancia y nos recuerda el impacto potencial de estos recursos en unas elecciones.
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Silicon Valley, durante mucho tiempo un bastión demócrata, se encuentra en una encrucijada entre el apoyo a Trump y la lealtad a sus valores tradicionales. El resultado de este enfrentamiento ideológico y económico podría tener repercusiones mucho más allá de las fronteras de California.
Miruna Coca-Cozma
