Cinco meses exactamente antes de las elecciones presidenciales del 5 de noviembre, en las que buscará un segundo mandato frente a Donald Trump, Joe Biden abordó este 4 de junio el tema candente de la inmigración, un ámbito en el que apenas tiene ventaja: el presidente demócrata es regularmente acusado de laxitud por la oposición republicana, mientras 6,4 millones de personas han cruzado ilegalmente la frontera entre México y Estados Unidos desde el inicio de su mandato.
En diciembre de 2023 se batieron todos los récords con casi 250.000 personas arrestadas por la Patrulla Fronteriza estadounidense, la policía fronteriza, inmediatamente después de cruzar la frontera que se extiende a lo largo de 3.145 kilómetros desde Texas hasta California. La tasa cayó en marzo a 140.000 cruces, no así las críticas. La inmigración es un tema “muy importante” para el 57% de los estadounidenses a medida que se acercan las elecciones, según el instituto de investigación Pew.
El cinismo de Donald Trump
El decreto firmado este martes en la Casa Blanca establece umbrales. Tan pronto como las detenciones de inmigrantes ilegales superan las 2.500 de media diaria, a los inmigrantes interceptados fuera de los puestos fronterizos legales se les niega cualquier procedimiento de asilo. Este sistema permanecería vigente hasta 15 días después de que el número de detenciones diarias baje a 1.500.
Este mecanismo está inspirado en un acuerdo bipartidista, forjado en enero en el Congreso por los senadores demócratas Chris Murphy, el republicano James Lankford y la independiente Kyrsten Sinema. Biden había prometido promulgarlo tan pronto como fuera adoptado. Pero Trump lo torpedeó al prohibir a los parlamentarios de derecha votar por él: el republicano quiere que la inmigración siga envenenando al presidente hasta las elecciones. Un cinismo que Joe Biden no dejará de denunciar el 27 de junio, durante el primer debate televisado entre los dos candidatos.
