Durante casi 30 años, Seo Seung-ho ha estado limpiando las ventanas del rascacielos más alto de Seúl, la Lotte World Tower, cuya aguja se encuentra a 550 metros sobre el nivel del mar.
Es un trabajo que considera fiable y bien remunerado, pero para el que deberá afrontar su mayor miedo: el vacío.
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Todos los días, desde el piso 125, él y sus colegas suben a una góndola que desciende hasta el quinto edificio más alto del mundo para mantener sus fachadas de vidrio relucientes.
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“Tenía miedo a las alturas, así que nunca pensé que haría este trabajo”, confiesa Seo Seung-ho.
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“Pero estaba luchando para ganarme la vida y este trabajo está relativamente bien remunerado en comparación con otros, así que me armé de valor y lo intenté”, añade.
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Su equipo, formado por ocho personas (él incluido), apenas consigue limpiar a fondo la torre, que cuenta con 42.000 ventanas, cada año.
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Su principal desafío es el clima: la góndola está “muy influenciada por el viento” y “no podemos limpiar todos los días debido al clima”, explica Seo.
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Una vez, una ráfaga de viento hizo que los limpiacristales enganchados a la cesta perdieran el equilibrio.
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En otra ocasión, tuvieron que esperar una hora, atrapados en la góndola balanceada por los fuertes vientos, hasta que el tiempo se calmó.
“Vista espectacular”
Estas condiciones meteorológicas, no sólo de viento, sino también de lluvia y nieve, hacen que “normalmente empecemos en abril y trabajemos hasta finales de septiembre o principios de octubre”, es decir, “unos 65″ sólo 70 días al año”, explica Seo. Seung-ho.
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Los limpiadores aplican tierra de diatomeas, un polvo mineral natural, a las ventanas. Un producto eficaz, porque pule el cristal de la ventana sin rayarlo y evita que los habitantes de debajo se salpiquen con agua jabonosa.
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“Es un método excelente, pero cuando sopla el viento, las partículas ásperas pican los ojos”, dice el Sr. Seo.
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Además de la climatología, la “forma cónica y esbelta de la torre dificulta el descenso y la limpieza” para los lavadores, que prefieren “edificios rectos y cuadrados”.
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“A menudo sucede que la jaula es empujada hacia un lado y se tuerce al bajar”, explica Seo Seung-Ho.
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Pese a todo, cree que su trabajo es “muy gratificante”, sobre todo porque ofrece una “magnífica vista” de Seúl.
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La Lotte World Tower alberga un centro comercial y recibe a casi 50 millones de visitantes al año.
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La plataforma de observación en su piso 123 se ha convertido en una de las atracciones más populares de Corea del Sur.
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Al limpiar las ventanas de este piso, el Sr. Seo se siente “orgulloso” y como si estuviera “contribuyendo un poco” a mostrar a los visitantes lo mejor de la ciudad.
