Netanyahu, Trump y Julie Taton en tierra arrasada

Netanyahu, Trump y Julie Taton en tierra arrasada
Netanyahu, Trump y Julie Taton en tierra arrasada
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FOTO BELGA – VIRGINIE LEFOUR

Ante nuestros ojos atónitos… Conservarlo o tenerlo, tres estrategias del nuevo político frente al poder.

En Líbano, el movimiento terrorista Hezbolá parecía vacilar en avanzar hacia una guerra total con Israel, pero Netanyahu necesita la guerra, pues lo protege de las acusaciones de corrupción que pesan sobre él. Es probable que Benjamin Netanyahu haya autorizado la detonación a distancia de los buscapersonas y walkie-talkies de Hezbolá. Si no respeto, su obstinación podría exigir cierta consideración.

En Estados Unidos, Donald Trump se guardaba dos ases en la manga. De los tres temas que decidirán las elecciones –la inmigración, la economía y el aborto–, sólo el último le era desfavorable. Pero ahora la inflación da por fin señales de agotarse. El multimillonario necesita la crisis económica para presentarse como el salvador de un sueño americano a la deriva. Y para ser elegido, para evitar los procesos judiciales que un día lo llevarán también a la cárcel. Trump ha ordenado a sus tropas que organicen un cierre temporal del gobierno antes de las elecciones. No importa el daño causado, su perseverancia puede inspirar cierta admiración.

Resistente a los hechos, impermeable a las evidencias… En resumen, admirable.

En Mons, Julie Taton no será candidata en las listas del MR para las elecciones locales. Los tribunales han decidido que no. Aparentemente cansada de este fracaso de transferencia, la diputada parece decidida a dejar de pagar los honorarios de los abogados. Esta templanza puede suscitar admiración. Pero seamos justos: las opciones profesionales de la Sra. Taton siguen abiertas y no se justifica una política de lo peor con un «Mons mejor».

Aunque… Georges-Louis Bouchez no se inmuta y considera que esta decisión judicial “ilustra un manto de plomo socialista y una confiscación de la democracia”. Entiendan una Valonia a las órdenes del PS, incluso en sus componentes judiciales y policiales. En su historia de reconquista, el presidente del MR necesita fuertes escenas de guerra cultural. Liberada por la feliz mano del liberalismo, Mons (luego Charleroi, luego Namur, luego Lieja) respirará mejor porque el abrazo socialista no fue asfixiante.

¿Se puede elogiar su obstinación? Pregunta superada. Se podrá elogiar. Mons no es Oriente Medio ni Estados Unidos, pero está igualmente expuesto a esa nueva ética del hombre fuerte, obstinado, perseverante, disruptivo, irredentista, resistente a los hechos e impermeable a las evidencias, que se ha convertido en uno de los códigos aceptados en el arsenal de la estrategia electoral. Gobernar era también prever que los daños causados ​​en la lucha por el poder seguirían siendo reparables una vez terminada la batalla. A partir de ahora, la elección es el teatro épico de una huida precipitada y sin retorno sobre tierra arrasada. Es, en cierto modo, fascinante. Es, sin duda, peligrosa.

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