La ciencia lo dice. En un artículo del 13 de enero, el Veces cita un estudio de la NASA según el cual la fatiga de las mujeres se subestima en gran medida, a diferencia de la de los hombres, que a menudo se sobreestima. El estudio se realizó con el objetivo de monitorear el nivel de fatiga de los astronautas, principal causa de accidentes y errores registrados en el espacio y la aviación.
Morgan StosicUn investigador de psicología del Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston, Texas, quería saber si se podía monitorear el lenguaje corporal de las tripulaciones espaciales para detectar posibles signos de fatiga. Su equipo de laboratorio pidió a un grupo de participantes que mantuvieran conversaciones de cinco minutos con extraños y evaluaran su nivel de fatiga. Los intercambios, filmados, fueron mostrados posteriormente sin sonido a 71 voluntarios. Tuvieron que estimar el grado de fatiga de los participantes en una escala que iba de 0 (nada agotado) a 10 (completamente agotado). Conclusión: los voluntarios subestimaron de media la fatiga de las mujeres (en torno a 1,3 puntos) y sobreestimaron la de los hombres (en más de 0,9 puntos).
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Para comprender estos resultados, debemos observar el condicionamiento social. De hecho, hombres y mujeres no han aprendido a comportarse del mismo modo en sociedad. Los investigadores de la agencia espacial estadounidense descubrieron en particular que las mujeres que se sentían agotadas tendían a esforzarse por ser sociables, algo que los hombres eran mucho menos propensos a hacer. Frente a los desconocidos, estos últimos se mostraban más expresivos y más atentos. Para la mayoría de los observadores, estos comportamientos fueron interpretados como señales positivas e indicaban menos fatiga.
Misma observación para el dolor.
Para Morgan Stosic, el resultado de este experimento no es sorprendente y concuerda con uno de sus estudios anteriores. En él, a los voluntarios, hombres y mujeres, se les colocó un torniquete en la parte superior del brazo y se les pidió que hicieran ejercicios de agarre. Un grupo de observadores, contactados por el equipo del laboratorio, subestimó sistemáticamente el dolor que sienten las mujeres y sobrestimó el de los hombres. Según el VecesEstas malas interpretaciones repercuten en la atención médica de las mujeres. Según se informa, las pacientes femeninas esperan más que los hombres para obtener analgésicos y con frecuencia se les recetan antidepresivos para el dolor crónico.
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