En julio de 2023, el medio online Ars Technica se conmovió ante el descubrimiento por parte de los astrónomos de un objeto cuya existencia misma era una pura aberración. Al igual que un púlsar, emitía ráfagas de emisiones de radio a intervalos regulares, pero con una frecuencia de aproximadamente veintiún minutos, es decir más que la de un púlsar. Difícil de interpretar, sabiendo que si el intervalo de estos veinte minutos entre cada ráfaga corresponde al período de rotación del objeto, entonces gira demasiado lentamente para ser capaz de producir emisiones de radio, al menos mediante los mecanismos conocidos hasta ahora.
El equipo internacional de astrónomos detrás de este descubrimiento está de regreso, con un estudio publicado el 5 de junio en la revista científica Nature Astronomy. Y anuncia haber tenido en sus manos –por así decirlo– un objeto aún más curioso, nos cuenta nuevamente Ars Technica. De hecho, esto produce ráfagas espaciadas con más de una hora y de tres tipos diferentes: algunas son de nivel medio, otras son más débiles y las terceras son casi imperceptibles pero, sin embargo, existen. Lo que hace que el objeto sea muy difícil de clasificar.
Al contrario de lo que sugiere su nombre, los púlsares (o “estrellas de neutrones”) en realidad no pulsan. Esta impresión se debe a que giran sobre sí mismos mientras emiten de forma intermitente una potente radiación magnética. Fuentes de constantes emisiones de radio, los polos magnéticos producen emisiones que hacen que los observadores terrestres se sientan como marineros guiados por un faro.
Las emisiones de radio no podrían existir sin la rotación de la propia estrella de neutrones. Si gira demasiado lentamente, entonces su campo magnético no es lo suficientemente fuerte como para permitir la producción de estas emisiones. De ahí el hecho de que si la velocidad de rotación de un púlsar…
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