Con el accidente de Michel Barnier, las compañías aéreas pensaron que escaparían de la sentencia. Realmente fue solo un respiro. En una entrevista exclusiva con nuestro periódico, la nueva Ministra de Cuentas Públicas, Amélie de Montchalin, anuncia su deseo de mantener el aumento del impuesto sobre los billetes de avión (TSBA). “Estoy a favor de ello. Es una medida de justicia fiscal y ecológica. El 20% más rico de la población es responsable de más de la mitad del gasto en viajes aéreos”, afirma.
La medida figuraba en el presupuesto elaborado por el gobierno de Michel Barnier, antes de su censura. Air France, Air Caraibes, French Bee, Corsair e incluso Fly Emirates habían transmitido este aumento de “anticipación”. La caída del gobierno finalmente dejó obsoleta la medida. Todos los transportistas se comprometieron entonces a reembolsar a los clientes que pagaran un exceso.
Su regreso provocará la ira de las aerolíneas, las cuales ya han mostrado su firme oposición y han activado un poderoso lobby para que la medida desaparezca. Ryanair, la primera aerolínea europea, llegó incluso a amenazar con reducir su presencia en Francia “a la mitad”. “Esperábamos que el gobierno se diera cuenta del peligro de aplicar una idea así, pero claramente no es así”, lamenta un importante dirigente del sector aéreo. El riesgo es que mañana sólo los ricos puedan comprar billetes. ¿Quién puede creer que gracias a esto reduciremos el déficit del país? »
En la última versión del presupuesto, el gobierno planeaba duplicar los ingresos anuales vinculados al TSBA, también llamado “impuesto Chirac”, de alrededor de 500 millones de euros a 1.000 millones de euros. Por tanto, este coste adicional, para los transportistas, debe repercutirse al consumidor. Según los cálculos realizados por Air France en 2024, para los vuelos nacionales y en Europa, el coste del impuesto pasaría de 2,63 euros a 9,50 euros para los billetes en clase económica y de 20,27 euros a 30 euros para los Business.
En el resto de vuelos de menos de 5.500 kilómetros, el impuesto pasaría de 7,51 euros a 15 euros en clase económica y de 63,07 euros a 80 euros en clase business. Finalmente, para viajes superiores a 5.500 km, el incremento sería aún mayor: de 7,51 euros a 40 euros en clase económica, y de 63,07 euros a 120 euros en Business y Première. A pesar de todo, esta cifra sigue siendo bastante baja, especialmente en el caso de estos últimos, las entradas se venden a menudo por varios miles de euros.
Las empresas advierten de las posibles repercusiones para la economía francesa. “Ya somos el país que más grava. Mañana penalizaremos el atractivo del país. Las empresas preferirán despegar desde otros aeropuertos europeos para mantener los precios bajos”, advierte un profesional. “Si quisieran frenar la demanda, no lo harían de otra manera”, afirma otro. La industria aérea necesita invertir para descarbonizarse con éxito. No siempre podemos poner obstáculos en nuestro camino. »