Cuando un cantón está tan acostumbrado a tomar medidas absurdas que se le inventa un término, “Genferei” o “Genevoiserie”, cabe preguntarse si a veces no toma otras nuevas deliberadamente para preservar esta dudosa reputación. La nueva ley de Ginebra sobre impuestos a los automóviles es el último ejemplo.
Todo parte del deseo de reducir impuestos.
Recordatorio de los hechos, para comprender todo lo absurdo de la situación. Todo parte de una iniciativa de la UDC de Ginebra cuyo objetivo es… reducir a la mitad los impuestos sobre los automóviles. Pero los miembros del PLR, el Centro, el PS y los Verdes de la comisión fiscal del Gran Consejo se oponen a un contraproyecto llamado: “Por una fiscalidad ecorresponsable y equitativa de los vehículos de motor”.
Este texto prevé gravar los motores eléctricos y de hidrógeno en función del peso del vehículo, mientras que los coches térmicos tributarán en función de sus emisiones de CO.2. Sobre el papel, esto no parece nada, ya que estamos hablando de un impuesto que oscila entre 25 céntimos y 12 francos. Excepto que es por gramo por kilómetro.
El pueblo quiere esta ley.
El pueblo aceptó esta buena idea con el 56,73% de los votos el 3 de marzo. Esta semana los ginebrinos recibieron su nuevo impuesto: para dos tercios, se trata de una reducción. Para un tercero, un aumento. Pero lo que puede ser significativo con aumentos de hasta el 500%, ¡la bofetada! Según las cifras publicadas por RTS, un VW Polo de gasolina del año 2001 ve incrementado su impuesto de 210 francos a 750 francos o un Citroën Evasion de 1998 pasa de 297 a 2.100 francos. Sí, porque emite 252 gramos de CO2 por kilómetro. Todo esto deberá ser pagado a más tardar el 31 de diciembre del presente año.
El TCS ha recibido desde entonces una avalancha de llamadas atónitas, principalmente de personas de clase media baja o jubilados, que tienen coches de más de 15 años. El impuesto puede ser ecológico, pero no parece muy social.
Todo el mundo parece asombrado, mientras el consejero de Estado encargado de la movilidad, Pierre Maudet, explica al “Forum” que hubo “mucho trabajo y simulaciones antes de esta ley. No podemos decir que los diputados no estaban al tanto”.
¿Y qué hacemos cuando nos damos cuenta de que una ley aprobada y aplicada tiene efectos nocivos que eran previsibles, pero que parece que no habíamos previsto? Reaccionamos urgentemente. Así lo explicó anoche en el programa de las 19.30 horas la presidenta del Gobierno, Nathalie Fontanet.
Distribuya el pago
Primera medida a tomar, según ella: validar el texto presentado por su partido, el PLR, que propone prever un pago escalonado de este nuevo impuesto entre 2025 y 2026. Recuerde que el PLR es uno de los partidos en el origen del contraproyecto aceptado por el pueblo.
Segundo paso, apoyar una propuesta del movimiento Libertades y Justicia Social (LJS), que pide al Consejo de Estado que revise la ley proporcionando un escudo que limite los impuestos. Lo que está haciendo el gobierno es recuperar el control, afirmó Nathalie Fontanet. “No les ocultaré que el Consejo de Estado está sumamente preocupado. La situación no es sostenible”.
Posible remisión de impuestos
Muy concretamente, el gobierno también quiere encontrar soluciones para las personas que no pueden hacer frente al aumento masivo del que son víctimas. Está pensando en devoluciones de impuestos.
La presidenta recuerda que todo esto no es culpa de su gobierno, sino del Parlamento y que los departamentos del departamento en cuestión respondieron a todas las solicitudes de información. “Claramente nadie ha ido lo suficientemente lejos en términos de preguntas”. Sin embargo, precisa: “Hoy no buscamos responsabilidades ni culpas por lo sucedido”.
Aún así, para una ley dirigida a los automóviles, es un poco vergonzoso estar tan fuera de lugar.