Decir que el Verona hizo un gran partido después de una derrota parece absurdo. Pero es realmente la verdad. El Verona hizo un gran partido en Nápoles, lo hizo lo mejor que pudo y le hizo la vida muy difícil a un equipo que cuesta al menos veinte veces más y que ya ganó el Scudetto en el último mercado de fichajes. El Napoli de Conte es muy fuerte, muy sólido y encaja pocos goles. Un rival imposible si a esto le sumamos que el compromiso de los napolitanos fue máximo, después de ver ganar al Inter por la tarde ante el Venecia.
Verona intentó hacerles la vida difícil a los napolitanos. El equipo de Paolo Zanetti ahora tiene las ideas claras y también empezamos a ver el trabajo realizado en los entrenamientos. La defensa ya no baila y quien quiera marcar ahora debe hacerlo con sus propias capacidades y no con nuestros dones. Exactamente lo que hizo el Nápoles, ayudado por sus campeones y también por la suerte (ver el balón pegado al palo y luego acabar en la espalda de Montipò). No sólo eso: los amarillo-azules ahora juegan el balón en el suelo, los patrones ofensivos son agradables y llegan puntualmente al área de portería. Por desgracia, los donuts no siempre vienen con un agujero y Tengstedt, que nos tiene acostumbrados al caviar y al champán, esta vez no fue muy preciso. Él y Sarr son el resultado natural de este equipo. Esta es la sensación que se tiene cuando tocan juntos aunque no sea en una gran noche. Pero hay que insistir en esta pareja porque al final el fútbol también tiene su propia lógica y cuando ambos estén al cien por cien y hayan perfeccionado el acuerdo, el Verona recogerá abundantes frutos. El partido de Faraoni fue excelente: sea como sea, el partido contra el Napoli fue muy importante para él. Si se queda en Verona, por fin podremos contar con un jugador muy útil. Por el contrario, Davide demostró que todavía tiene mercado. Probablemente también fue el último partido de Maurizio Setti como presidente. Esta será la semana de cierre. El Verona americano es un capítulo aún por escribir. Como siempre, la historia juzgará a los nuevos maestros. Pero hay que agradecerle a Maurizio Setti. Si Verona volvió a tener orgullo, dignidad y recuperó su lugar en el centro del pueblo, fue su mérito.