En enero de 2015, la fría ejecución de quince personas –porque eran periodistas, porque eran judíos, porque eran agentes de policía– sumió a Francia en el miedo y en la realidad del terrorismo islamista. Hace diez años, durante un fin de semana, más de 13.000 habitantes del Alto Marnais salieron a las calles para gritar su adhesión a la libertad de expresión.
Cabú, Wolinski. La desaparición de alguno de estos caricaturistas que sacudieron nuestra infancia habría justificado, por sí sola, la portada de los informativos televisivos.
¡Cabu y Wolinski murieron el mismo día, 7 de enero de 2015! Y de la forma más improbable y sorprendente que pueda imaginarse: como otros seis miembros de la redacción de charlie hebdocomo dos policías y dos personas que se encontraban en el local del periódico, todos fueron víctimas de los disparos de Chérif y Saïd Kouachi, dos hermanos que querían “vengar al Profeta” Mahoma no charlie hebdo había publicado caricaturas.
A principios de 2015, tres años después del sangriento viaje de Mohammed Merah en la región de Toulouse (siete muertes, entre ellas tres niños judíos menores de 9 años), Francia se enfrentaba frontalmente a la realidad del terrorismo islamista, que atacaba la libertad de expresión. pero también atacó a la comunidad judía: cuatro muertes el 9 de enero de 2015 en el ataque a la tienda Hyper Cacher perpetrado por Amedy Coulibaly.
Dignidad
Asombro, miedo. Luego, muy rápidamente, un auge republicano. El día después de la tragedia, miles de habitantes del Alto Marnais se reunieron espontáneamente frente a los ayuntamientos. Los días 10 y 11 de enero de 2015, haciéndose eco de una movilización nacional e incluso internacional, una marea humana –con carteles de “Je suis Charlie”, lápices y banderas tricolores– desfiló con dignidad por las calles de Alto Marne para expresar su apego a la ley. caricaturizar: 4.500 en Saint-Dizier, 3.000 en Chaumont, 3.000 en Langres, pero también 1.000 en Joinville, medio millar en Montier-en-Der, etc. Una movilización ciudadana apolítica que el departamento no había experimentado –aparte de las victorias deportivas– desde la primavera de 1968.
Diez años –y 238 nuevas víctimas– después, el “país de la Ilustración” todavía asegura que no tiene miedo, que seguirá defendiendo la libertad de expresión frente al fanatismo religioso. Las recientes condenas de quienes desempeñaron un papel importante en la decapitación de Samuel Paty –un profesor, en una calle de Francia, en 2020…– tienden a demostrarlo. Apostemos a que la mano de la justicia no temblará ante actos tan bárbaros…
Lionel Fontaine