Las relaciones entre Marruecos y Mauritania, ancladas en una historia común y aspiraciones compartidas, revisten hoy una gran importancia estratégica. Como parte de la Iniciativa Real Atlántica y la apertura africana, estas dos naciones se erigen como pilares de una ambiciosa cooperación regional e internacional, cuyo objetivo es enfrentar los desafíos económicos, culturales y de seguridad y al mismo tiempo fortalecer la integración africana. .
Estas relaciones son parte de un marco estratégico e histórico complejo, que refleja una dinámica multidimensional donde convergen intereses comunes para responder a cuestiones globales y regionales. Situados en la encrucijada entre el Magreb, el Sahel y el Océano Atlántico, estos dos países cuentan con activos geográficos, económicos y culturales que les confieren un papel clave en la estabilidad y el desarrollo de la región.
Durante décadas, sus relaciones bilaterales han oscilado entre desafíos diplomáticos y ambiciones compartidas, con el hilo conductor de una visión centrada en la cooperación y la integración regional.
Esta relación cobra especial importancia a la luz de la Iniciativa Real Atlántica, lanzada por Marruecos, que pretende posicionar el Océano Atlántico como un espacio estratégico para el diálogo, el desarrollo y la seguridad. Lejos de limitarse al comercio bilateral, esta iniciativa apunta a establecer un marco global que promueva la integración económica y la gestión concertada de los desafíos transnacionales. En este contexto, Mauritania, situada en la costa atlántica y disfrutando de una posición estratégica entre el norte de África y el oeste de África, se presenta como un socio esencial en la implementación de esta visión.
Cooperación geoestratégica para responder a los desafíos del Atlántico y el Sahel
La cooperación entre Marruecos y Mauritania se basa en cuestiones geoestratégicas cruciales, que combinan la seguridad del espacio sahelo-sahariano y la explotación de las oportunidades que ofrece la costa atlántica. La Iniciativa Real Atlántica, lanzada por Su Majestad el Rey Mohammed VI, se inscribe en una lógica de gestión integrada de los desafíos comunes vinculados a este espacio marítimo, en particular la seguridad, la economía azul y el comercio.
Marruecos, como impulsor de esta iniciativa, propone una estrategia basada en reforzar las asociaciones con los países ribereños del Atlántico, entre ellos Mauritania y los países del África subsahariana o sahelo-sahariana.
Seguridad y estabilidad regionales
La región sahelo-sahariana y la costa atlántica enfrentan crecientes desafíos de seguridad, como el terrorismo, el tráfico ilícito y la migración irregular. Mauritania, por su posición estratégica y su compromiso con las iniciativas sahelianas (como el G5 Sahel), desempeña un papel central en la estabilización de la región. Al mismo tiempo, Marruecos aporta su experiencia en inteligencia, capacitación en seguridad y cooperación militar para apoyar los esfuerzos de Mauritania.
Esta sinergia entre ambos países se enmarca en la Iniciativa Real Atlántica, que aboga por un enfoque colaborativo para asegurar las rutas marítimas, luchar contra la piratería y prevenir el tráfico transnacional. La complementariedad entre las capacidades militares marroquíes y el anclaje regional de Mauritania dentro del Sahel crea una dinámica en la que la cooperación bilateral va más allá de las simples cuestiones de defensa.
Se extiende a la prevención de crisis, la resiliencia de las poblaciones locales y el fortalecimiento de las capacidades institucionales. Así, el enfoque conjunto de estos dos países refleja una visión estratégica alineada con las necesidades regionales y al mismo tiempo dentro de marcos internacionales como el de Naciones Unidas.
Desarrollo económico y explotación de los recursos marítimos.
El Océano Atlántico ofrece un inmenso potencial en términos de pesca, energías renovables y comercio marítimo. Mauritania, con una zona económica exclusiva rica en recursos pesqueros, se beneficia de asociaciones estratégicas con Marruecos, en particular en el marco de proyectos para modernizar las infraestructuras portuarias y desarrollar los recursos marinos.
La Iniciativa Real Atlántica también promueve la creación de corredores económicos que conecten los puertos marroquíes (como Tánger Med) con los centros mauritanos, permitiendo así impulsar el comercio entre el norte de África y el oeste de África con el resto del mundo.
Esta cooperación económica ilustra el potencial de la integración regional a través de la explotación de recursos comunes. Al mismo tiempo, la Iniciativa Real Atlántica tiene como objetivo promover la cooperación y el desarrollo sostenible entre los países africanos ribereños del Océano Atlántico. Fundada sobre valores de solidaridad, asociación e interdependencia, refleja la visión real de una África unida y próspera.
Integración regional y apertura africana: oportunidades y perspectivas
La apertura marroquí a África, iniciada por la visión real desde el regreso del país a la Unión Africana en 2017, constituye un pilar central en el fortalecimiento de las relaciones marroquí-mauritanas. Esta dinámica se enriquece gracias a la Iniciativa Real, que extiende la influencia de Marruecos más allá del marco magrebí y sahelosahariano, para abrazar una visión africana integrada e inclusiva.
La integración económica como catalizador
La integración económica entre Marruecos y Mauritania se basa en una visión común encaminada a crear cadenas de valor regionales y fortalecer la infraestructura de conectividad. Proyectos como la carretera transahariana, que une Marruecos con Mauritania y otros países de África occidental, ilustran esta ambición. Esta infraestructura no se limita a un simple vínculo físico: se convierte en un vector de desarrollo económico y social, favoreciendo los intercambios comerciales, la movilidad de las poblaciones y la circulación de inversiones.
Es un modelo de cooperación en el que la infraestructura física y económica sirve como catalizador de la cohesión regional. Sin embargo, el éxito de esta integración dependerá de la capacidad de los dos países para eliminar las barreras no arancelarias, armonizar sus marcos regulatorios y alentar la inversión privada. La Iniciativa Real Atlántica, al servir como marco para estos esfuerzos, puede transformar esta colaboración bilateral en un motor de prosperidad para toda África Occidental.
Se implementaron varios proyectos para garantizar el éxito de esta visión real. La autopista Tiznit-Dajla está en fase de finalización, con una longitud de 1.055 kilómetros y un coste aproximado de 9.000 millones de dírhams. También incluye medidas ambientales rigurosas, aprobadas por el Comité Nacional de Medio Ambiente, que garantizan que se minimice el impacto ecológico.
El nuevo puerto de Dajla Atlántico constituye un cambio importante en la dinámica de la política nacional e internacional encaminada a alcanzar sus objetivos geoestratégicos, convirtiéndose en última instancia para Marruecos en una puerta de entrada a África y al resto del mundo. Debe estar terminado en 2028. Este puerto estará respaldado por una zona industrial-logística de 1.650 hectáreas destinada a ofrecer servicios industriales y logísticos a escala regional.
La dimensión cultural y diplomática como base para la cooperación
Además de los aspectos económicos y de seguridad, la relación entre Marruecos y Mauritania se basa en una rica historia común y fuertes afinidades culturales. El patrimonio cultural común entre los dos países, incluidas la artesanía, la música y la literatura, es una riqueza que puede aprovecharse para promover una identidad regional inclusiva. Los festivales culturales organizados conjuntamente, como encuentros artísticos o celebraciones del patrimonio saharaui y hassani, refuerzan la visibilidad de esta cooperación y atraen la atención internacional.
La cooperación cultural contribuye a establecer una percepción positiva de las relaciones bilaterales entre las poblaciones. Esto promueve una mayor aceptación de los proyectos de desarrollo económico y las iniciativas políticas, creando un sentido compartido de pertenencia.
El papel de las hermandades religiosas sufíes, como la Tijaniyya, la Zaouïa Qadiriya Boutchichia y la Zaouïa de Cheikh Maâlâinain, ilustra el potencial de la diplomacia cultural y espiritual para fortalecer los vínculos bilaterales y promover valores compartidos.
La integración cultural y religiosa actúa como cemento en las relaciones marroquí-mauritanas. No sólo consolida las bases diplomáticas sino que también promueve la cohesión social y una percepción positiva de las asociaciones bilaterales. En un mundo cada vez más interdependiente, la profundización de los vínculos culturales entre los dos países también podría servir como modelo para las relaciones interculturales en la región africana.
Las relaciones entre Marruecos y Mauritania se destacan como un modelo ejemplar de asociación geoestratégica en una región con problemas múltiples y complejos. Al confiar en proyectos estructurantes, una visión común de estabilidad y profundos vínculos culturales, estas dos naciones están fortaleciendo su cooperación para un futuro próspero e integrado.
En particular, la Iniciativa Real Atlántica trasciende las interacciones bilaterales al proporcionar una plataforma inclusiva para los países ribereños del Océano Atlántico. Esta asociación estratégica entre Marruecos y Mauritania, anclada en la estabilidad regional y la prosperidad compartida, se perfila como un vector esencial para consolidar la integración y la cohesión dentro del continente africano.
*Centro Atlántico de Estudios Africanos – El Aaiún