Científicos suizos han descubierto una sorprendente diversidad de bacterias en los arroyos glaciares de todo el mundo. Pero tras su descubrimiento, esta diversidad ya está amenazada.
Durante más de cinco años, un equipo dirigido por la École Polytechnique Fédérale de Lausanne (EPFL) recolectó y analizó muestras de 170 arroyos glaciares. El objetivo del proyecto, denominado “Glaciares en desaparición“, es documentar estos organismos vivos antes de que desaparezcan al mismo tiempo que los glaciares.
Los resultados de estos análisis fueron publicados el miércoles y jueves en dos estudios publicados en las revistas Nature y Nature Microbiology. Los científicos demuestran que estas corrientes tienen una gran diversidad microbiana.
“Los arroyos glaciares son los ecosistemas de agua dulce más extremos del planeta”, dijo Tom Battin, quien dirigió este trabajo en la EPFL. No esperábamos encontrar mucha diversidad en estas condiciones, añadió.
Las temperaturas en los arroyos están cerca del punto de congelación y los nutrientes son escasos. En invierno casi no reciben luz solar y en verano están expuestos a una fuerte radiación ultravioleta, señala el especialista.
Campeones de supervivencia
Y, sin embargo, existe una biodiversidad notable entre el microbioma que vive en estos arroyos. Estas bacterias son verdaderas campeonas de la supervivencia, según Tom Battin.
Para sobrevivir en estas condiciones, han desarrollado diferentes estrategias. Algunos han formado películas protectoras que los protegen de la fuerte radiación ultravioleta, otros pueden utilizar diferentes fuentes de energía simultáneamente. Además, el microbioma bacteriano de los arroyos glaciares es único. Se distingue claramente del de los glaciares.
Según el investigador, también llama la atención que muchas bacterias sólo aparecen en una cadena montañosa determinada. Especialmente en Nueva Zelanda y Ecuador, los científicos han encontrado muchas bacterias que no existen en ningún otro lugar.
Una carrera contra el tiempo
Estudiar el microbioma de los arroyos glaciares es una carrera contra el tiempo. Con el retroceso de los glaciares, está fuertemente amenazado, subraya el profesor Battin. “Pero es una biodiversidad que no vemos, pero sin la cual la biodiversidad que vemos, es decir la de las plantas y los animales, no existiría”, afirma.
Según el investigador, el repertorio genético de estas bacterias también es de gran importancia. Por ejemplo, los científicos buscan enzimas que sean activas a temperaturas muy bajas y que, por tanto, puedan ser útiles en procesos industriales, como por ejemplo en la limpieza de ropa o en la fabricación de papel.
Estos microorganismos también podrían contribuir al desarrollo de nuevos antibióticos y desempeñar un papel clave en la lucha contra la resistencia a los antibióticos. “Necesitamos explorar esta caja de herramientas genética antes de que desaparezcan los arroyos glaciales”, concluye Tom Battin.
ats/lan
