La primera jornada de la vuelta, con 15 puntos en el crono, es un poco como una caída libre sin cinturón ni correa, paracaídas ni salvavidas… Vannes corre peligro de hundirse, pero Vannes tiene motivos para tener esperanzas.
Ciertamente, existen estas increíbles estadísticas para un ascenso fuera de casa, 24 puntos anotados por partido, pero existe esta aritmética testaruda: Vannes concede 30 puntos en casa y sólo anota 26… Rugby n No son sólo estadísticas, lo admitimos. Pero en Pau, los de Vannes anotaron una media de 24 puntos fuera de casa y cumplieron el contrato a la perfección. Pero recibieron el doble.
“Nos faltaban jugadores capaces de hacer pausas”explicó Jean-Noël Spitzer, entrenador del Vannetais, tras la derrota ante el Bayona. De ahí la permanencia de Debaës, un súper jugador de 7 años, en un equipo hecho para intentar sumar puntos. Problema, necesitas dureza. Aunque a Ayarza se le atribuyó su mejor partido desde el inicio de la temporada, la Sección demostró un rigor y una razón de los que aún carecen los bretones. “Una verdadera temporada de descenso: siempre cerca, nunca lo suficientemente cerca como para ganar”analiza un ex extremo del Brive enamorado de Vannes. Con más de 40 puntos mantenidos, la recepción de Clermont parece un juez de paz: victoria o descenso.
Los dos próximos partidos serán definitivos.
Vannes sigue siendo una promoción puercoespín, que perjudica a los visitantes y a los visitados. Pero el Top 14 aplasta a los ascendidos, casi sistemáticamente desde 2013. Una derrota el domingo contra el Clermont, 5º con 34 puntos, sería sinónimo de un campeonato rezagado para los bretones, 14º con 15 puntos y 7 puntos detrás del Lyon y ocho en París y Perpiñán. El regreso a la forma y lleno de gas de Joe Edwards, el ala-tackle neozelandés, la buena salud del grupo y especialmente de los treintañeros directivos del equipo –Ruru, Vunipola, Medrano, Metz, Saili–, los bastones detrás – Rayasi, la frescura de Duplenne – el liderazgo ejemplar de Gorrissen… Cuando ganar se convierte en una misión, ya no hay que jugar, hay que rezar… Pero esos eran los “Tontons lingüistas”. Vannes se mantiene fuerte y equipado, con jugadores equilibrados y en perfectas condiciones para darlo todo antes del parón europeo. ¿Resumimos? Si gana, todavía creemos en ello… Jean-Noël Spitzer fue muy explícito tras la derrota en Béarn contra la Sección Paloise el pasado sábado (48-24). “Los próximos dos partidos (contra el ASM Clermont el domingo y luego contra el Stade français el 25 de enero) será definitivo, no sólo decisivo”.
En Bearn, Vannes se equivocó en su estrategia. Los bretones todavía tienen derecho a cometer errores pero ya no perder, de lo contrario la segunda parte del campeonato se convertirá en una pendiente no tan suave…
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