La prensa argelina observó en silencio el progresivo deshielo de las relaciones entre Marruecos y Francia, que se manifestaba en un deseo francés de apoyar e invertir en el Sáhara. Este silencio trajo dudas sobre el futuro y el impacto en las relaciones con Argelia.
Todo el mundo sabe que París estaba realizando un acto de equilibrio entre Argel y Rabat a causa de la cuestión del Sáhara. El presidente francés, Emmanuel Macron, había apostado por Argelia con la esperanza de crear lo imposible: la reconciliación franco-argelina.
Para ello, era necesario perder el interés, o incluso dar la espalda a Marruecos, para tranquilizar a la junta militar argelina. Este camino, a pesar de todos los esfuerzos realizados por Francia, no ha dado los resultados esperados.
París tuvo que volver a recurrir a su socio de larga data, Marruecos, y responder parcialmente al llamamiento del rey Mohammed VI de reconocer directamente la soberanía del reino sobre el Sahara.
Este reconocimiento francés del carácter marroquí del Sahara parece comenzar con las inversiones públicas francesas y el apoyo a proyectos marroquíes en sus provincias del sur.
Argelia, que prepara una visita oficial del presidente Abdelmadjid Tebboune a Francia antes de las elecciones anticipadas previstas para el 7 de septiembre, no ha podido ejercer ningún peso en este asunto bilateral franco-marroquí, debido a sus intereses.
Argel ya no puede permitirse el lujo de provocar una nueva crisis diplomática con París, que avanza hacia el pleno reconocimiento del Sáhara marroquí, a pocos meses de las elecciones y de esta visita tan esperada y aplazada. Francia ya apoyó el plan de autonomía propuesto por Marruecos en 2007 y ha sido uno de los fervientes defensores de esta iniciativa.
Después de haber observado en silencio el deshielo de las relaciones franco-marroquíes, la prensa argelina empezó a intentar ejercer presión levantando la carta del chantaje. Los medios de comunicación argelinos obviamente ven con malos ojos el acercamiento entre Marruecos y Francia, que no debería servir a la agenda propagandista argelina sobre el Sahara.
Al comentar la nueva aparición mediática del jefe de la diplomacia francesa, Stéphane Séjourné, la prensa argelina se pregunta cuál sería el impacto de este acercamiento en las relaciones con Argelia.
El 8 de abril, el ministro francés de Asuntos Exteriores recordó la voluntad de su país de apoyar a Marruecos en el desarrollo del Sáhara. “Lo dije allí (el 26 de febrero en Rabat, ndr.) que reconocíamos que Marruecos está desarrollando económicamente esta zona. Incluso hemos ido un poco más allá, ya que vamos a traer operadores públicos para desarrollarlo con ellos”, declaró en una entrevista televisiva en Costa de Marfil.
Las declaraciones del Ministro francés de Asuntos Exteriores “daron lugar a interpretaciones según las cuales podrían constituir una relativa inclinación a favor del relato marroquí basado en la propuesta de autonomía, y una ruptura parcial con la posición francesa frente al conflicto que dura desde hace medio siglo”, comentó el medio argelino Alkhabar.
Los medios de comunicación añaden que esto podría ser un “elemento desalentador para las relaciones entre París y Argel, que poco a poco van volviendo a la normalidad, tras una serie de tensiones sucesivas que las han congelado”.
Según la prensa argelina, la actitud francesa sería un “chantaje político” en la gestión de París de sus relaciones con Argelia, sin reconocer, no obstante, el papel protagonista del vecino del Este en el conflicto del Sahara.
Algunos observadores argelinos también quisieron minimizar el alcance de la posición francesa y su impacto en Argelia, indicando que sería necesario “diferenciar claramente entre las declaraciones pasajeras de un ministro y las posiciones de los países y su gestión de expedientes de tanta importancia”. y una dimensión tan internacional”, llegando incluso a comparar el peso político de Stéphane Séjourné con el de sus predecesores como Jean-Yves Le Drian.
