El regreso del “héroe” Julian Assange a Australia

-

El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, a su llegada al aeropuerto de Canberra el 26 de junio de 2024. DAVID GRIS / AFP

Cuando, en la mañana del miércoles 26 de junio, Julian Assange compareció ante el tribunal federal de Saipan, en las Islas Marianas del Norte, territorio estadounidense en el Pacífico donde deberá declararse culpable de “conspiración para obtener y divulgar información de defensa nacional” Tras un acuerdo alcanzado con la justicia estadounidense, está flanqueado por Kevin Rudd, ex primer ministro australiano y actual embajador en Washington. Stephen Smith, Alto Comisionado de Australia en el Reino Unido, también lo ha acompañado desde su liberación el día anterior de la prisión de alta seguridad de Belmarsh en Londres. Canberra cuenta con ellos para apoyar al denunciante en lo que debe ser el epílogo de una saga jurídica que dura casi catorce años y para traer al niño del país a casa, de acuerdo con sus deseos. A las 19.40 horas, Julian Assange aterrizó como hombre libre en el aeropuerto militar de Canberra.

El juez le condenó a sesenta y dos meses de prisión, ya cubiertos por los cinco años cumplidos en prisión preventiva. Al verlo aparecer, con el puño en alto al bajar del avión, su hermano, Gabriel Shipton, entrevistado en directo por la cadena australiana ABC News, no pudo contener las lágrimas antes de abrir una botella de champán.

Con él, todo un país, que pudo seguir en directo cada etapa de su viaje de regreso desde Londres a través de las noticias continuas de los principales medios de comunicación nacionales, aliento al saber que finalmente está fuera de peligro. “Me gustaría agradecer al pueblo australiano que hizo esto posible, porque sin su apoyo no habría existido el espacio político para asegurar la libertad de Julian”declara muy conmovida su esposa, Stella Assange, durante una rueda de prensa, en el vestíbulo del hotel East de Canberra, donde se aloja la familia Assange y en el que se encuentran decenas de periodistas, activistas y un puñado de diputados en el mayor desorden.

“Trato extraordinariamente cruel”

Detrás de los oradores, a los que no se unió el exhausto Julian Assange, las pantallas muestran un código QR destinado a participar en una campaña de donación para cubrir el coste de su viaje de regreso en un jet privado. El denunciante, de 52 años, no estaba autorizado a tomar un vuelo comercial.

En Australia, el El apoyo de sus conciudadanos fue inicialmente el de un pequeño círculo de activistas antes de extenderse gradualmente a una gran mayoría de la población después de que la administración estadounidense, encabezada por Donald Trump, utilizara la Ley de Espionaje, una ley que data de 1917 y nunca antes utilizada contra periodistas – para acusar, en 2019, al fundador de WikiLeaks. Según este texto, se enfrentaba a hasta 175 años de prisión por haber hecho públicos, desde 2010, más de 700.000 documentos confidenciales sobre las actividades militares y diplomáticas de Estados Unidos.

Te queda el 52,77% de este artículo por leer. El resto está reservado para suscriptores.

-

PREV La ONU presenta una nueva generación de sistemas de frenado
NEXT Biden intenta tranquilizar a los donantes tras su desastroso debate