Georgia, un pequeño país de Asia occidental, muestra un modelo económico extrovertido, que se basa principalmente en servicios como el comercio y el turismo. Por tanto, la economía georgiana es muy vulnerable a las perturbaciones externas y ha sufrido todo el peso de la crisis del Covid-19, con una recesión del 6,8% en 2020, la más fuerte desde 1994. Dadas estas características y los vínculos económicos del país con Rusia y Ucrania , la mayoría de los observadores anticiparon que la economía georgiana se vería afectada negativamente por el conflicto entre estos dos estados.
Sin embargo, estos efectos negativos previstos no se materializaron y el crecimiento económico siguió siendo muy dinámico en 2022 (+10,1%, tras el repunte de 2021 hasta el +10,5%), gracias en particular a una recuperación del turismo y a una explosión de los flujos migratorios y financieros. desde Rusia. Estos últimos factores también permitieron una reducción de los déficits presupuestario y corriente (-2,6% del PIB y -4,0% del PIB respectivamente) y una apreciación del lari. En 2023, el crecimiento se habría mantenido por encima de su potencial (6,2% según el Fondo Monetario Internacional – FMI) y los déficits presupuestario y por cuenta corriente parecen haberse contenido.
