Conmoción en Bolivia: ¿Golpe o no golpe?

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hace 3 horas

Por Roberto Plummer, noticias de la BBC

Cómo se desarrolló el fallido golpe de Estado en Bolivia… en 75 segundos

Han pasado más de 40 años desde la última vez que Bolivia tuvo que preocuparse de que las fuerzas armadas tomaran el poder.

El país estuvo gobernado casi continuamente por regímenes militares desde 1964 a 1982, pero ha sido una democracia desde entonces.

Ahora, el asalto al palacio presidencial en La Paz por parte del general Juan José Zúñiga ha reavivado los recuerdos de aquellos tiempos oscuros.

Pero incluso después del arresto del general, persisten dudas sobre cuán genuino fue este intento de golpe.

El propio general Zúñiga dijo a los periodistas que los militares habían organizado la intervención a petición del presidente Luis Arce, quien está inmerso en una lucha ideológica con uno de sus predecesores que ha paralizado al gobierno boliviano.

Según esa visión de los procedimientos, la perspectiva de un golpe ha permitido que el presidente aparezca como un defensor de la democracia y le ha dado un impulso de popularidad muy necesario.

Es una opinión que toma en serio el analista político boliviano Carlos Toranzo, quien le dijo a BBC Mundo: “Hay muy poca claridad ahora sobre si fue un intento de golpe de Estado o, llamativamente, un show montado por el propio gobierno”.

Toranzo dijo que el levantamiento fue “un acto aislado” del general Zúñiga.

“No hubo movimiento militar en todos los departamentos ni en otras provincias de La Paz. Entonces este no es un acto institucional de las Fuerzas Armadas”.

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El presidente Luis Arce ha salido victorioso del aparente intento de golpe de Estado

El concepto de autogolpe o “autogolpe” forma parte desde hace mucho tiempo del léxico político latinoamericano.

Las circunstancias siempre difieren, pero el término generalmente se refiere a un presidente en funciones que intenta apoderarse de poderes extraordinarios e ilegales, tras verse frustrados por las limitaciones democráticas normales.

Ahora se vuelve a correr la voz. Pero sea cierto o no en este caso, ¿cómo es que las cosas llegaron tan mal?

Bueno, todo se remonta a un momento decisivo en la historia reciente de Bolivia: las elecciones presidenciales de 2005, cuando el jefe sindical de los cultivadores de coca, Evo Morales, llegó al poder.

Hasta entonces, el país había sido gobernado por una élite descendiente de colonos europeos, en gran medida en detrimento de la mayoría indígena. Pero lamentablemente, la mejora en su situación que esperaban como resultado de la elección de Morales nunca llegó.

“Hubo momentos durante la presidencia de Evo Morales en los cuales Bolivia parecía encaminada a un verdadero despegue”, dijo a la BBC Mónica de Bolle, investigadora principal del Instituto Peterson de Economía Internacional en Washington.

El señor Morales actuó con decisión para transformar Bolivia, nacionalizar los enormes yacimientos de gas del país.

Ocupó dos mandatos como presidente, durante los cuales el precio del gas natural, el pilar de la economía del país, fue boyante. Eso atrajo inversiones, especialmente de China.

Pero luego los precios mundiales de las materias primas cayeron, lo que llevó a lo que De Bolle describe como “una crisis de balanza de pagos en cámara lenta” que ahora ha llegado a “una coyuntura crítica”.

Bolivia no se ha quedado sin gas, pero la industria ha entrado en decadencia porque los sucesivos gobiernos no han sabido invertir en ella.

Como resultado, las exportaciones de gas natural se han desplomado, agotando las reservas de divisas del país, mientras que la inflación se ha disparado.

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Morales, visto aquí en mayo, es ahora un rival de su antiguo aliado, el presidente Arce.

En 2019, Morales se postuló para un tercer mandato, desafiando la constitución, y fue reelegido. Sin embargo, Dimitió a las pocas semanas y abandonó el país después de que se produjeron protestas callejeras y el jefe del ejército le pidió que se fuera.

Un gobierno interino tomó el poder, en lo que los partidarios de Morales denunciaron como un golpe de Estado. Pero al año siguiente, su partido de izquierda, el Movimiento al Socialismo (MAS), volvió al poder, esta vez bajo la presidencia de Arce.

Ahora, con las próximas elecciones presidenciales previstas para 2025, Morales está de regreso en Bolivia y decidido a presentarse nuevamente, lo que lo convierte en un acérrimo rival político de Arce.

“La lucha de poder entre ambos está obstaculizando la capacidad del gobierno para hacer cosas que mejoren un poco la situación para la población en general”, dice la señora de Bolle.

Esto significa que los principales partidarios de Mas son los más afectados por la parálisis del país, y los oponentes derechistas del partido tienen la oportunidad de desacreditar todo el proyecto político de la izquierda.

La amenaza a la democracia de Bolivia ha disminuido, por ahora, pero no se vislumbra un final para la agitación económica del país.

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