Durante 30 años, Johnny Carson fue anfitrión del Espectáculo de esta nochedurante mucho tiempo el único verdadero programa nocturno en los Estados Unidos. Todavía recuerdo muy bien la escena, una tarde de mayo de 1992.
Publicado a las 9:00 a.m.
Como millones de personas en todo el mundo, vi a Carson cambiar su habitual monólogo de chistes basados en la noticia del día por una carta de amor dirigida a su público, que entregó sentado en un taburete sin artificios, ni fanfarrias ni trompetas. Fue su último espectáculo. Y, como todos los que lo observaron, estaba conmovido, agradecido, vulnerable y ya nostálgico.
Tengo una extraña fascinación por los programas matutinos y nocturnos. No sólo por su contenido y estilo, sino sobre todo por su modelo de negocio, su rentabilidad y su influencia. mañanas y tarde en la noche son como sujetalibros y, en el medio, se encuentra toda la cultura popular estadounidense. Música, deporte y cine, obviamente. Pero también la política y lo que pasa en Internet. Todos estos elementos son inseparables.
En este año 2025, Johnny Carson habría cumplido 100 años. Por lo tanto, desfilarán homenajes, en forma de documentales, retratos largos, podcasts y libros como Carson el Magníficouna biografía completamente nueva. Antes de morir, el presentador había dado luz verde al autor Bill Zehme.
Este aniversario es una oportunidad para resaltar el legado de este gran maestro y, en retrospectiva, aprender lecciones de quien hizo Espectáculo de esta noche una institución. Quizás esta sea también una oportunidad para inspirarse para el nuevo año.
Excepto por la hora mágica que empezaba a las 11:30 todas las noches, Carson era reservado y tímido. Odiaba revelarse y rara vez concedía entrevistas. Lección número uno: no tenemos que desempacar todo siempre, todo el tiempo.
Los múltiples divorcios de Johnny Carson, un marido ejemplar, han aparecido a menudo en los titulares de los tabloides. En aquella época, sus problemas matrimoniales le servían ocasionalmente de material para sus chistes, pero su público lo amaba de todos modos y se abstenía de juzgarlo por su vida privada.
Una especie de separación de Iglesia y Estado, versión farándula. ¿Podríamos hacerlo hoy? Lección número dos: no es la perfección lo que debemos aspirar, sino el impacto que podemos tener en nuestros semejantes, la contribución que podemos hacer.
En el pasado, El programa de esta noche protagonizado por Johnny Carson generó el 25% de los ingresos del canal NBC, que transmitió –como sigue haciendo hoy– el programa. Pero más allá de esta proeza financiera, Carson, a lo largo de su carrera y a su manera, hizo que las cosas avanzaran.
Hoy en día, si nombres como los de Jay Leno y David Letterman están grabados en los anales de la comedia, es porque Johnny Carson dio a estos ex jóvenes protagonistas, que se habían vuelto bastante gigantescos, su primera oportunidad. Carson los había convertido en invitados habituales cuando eran aspirantes a comediantes.
Hizo lo mismo con Joan Rivers y Ellen DeGeneres, a pesar de que el mundo de la comedia era aún más inhóspito entonces que lo es hoy para las mujeres. Tampoco hubo ningún tipo de equidad en la selección de invitados. Por cada oportunidad que se le ha dado a Ellen, ciertamente se le han dado cinco oportunidades a un Letterman.
Johnny Carson nunca quiso comentar sobre temas sociales, por miedo a que sus posturas le restaran humor. Evidentemente, desde entonces, varios de sus herederos han demostrado que uno no impide al otro. A pesar de esta precaución, Johnny Carson habrá realizado, en mi opinión, el gesto más importante y valiente de la historia de la televisión estadounidense.
En 1968, y en medio de una agitación social alimentada en particular por la guerra de Vietnam y el impulso del movimiento por los derechos civiles, Johnny Carson ofreció ser anfitrión de su espectáculo al cantante, actor, pero sobre todo al activista Harry Belafonte. Carson quería que Estados Unidos estuviera expuesto a las realidades del país, pero sobre todo a las personas que tenían soluciones que ofrecer.
Durante cinco noches, Belafonte tuvo carta blanca. Aprovechó para invitar a pacifistas que marcaron la historia como Robert F. Kennedy y Martin Luther King, así como a una tal Buffy Sainte-Marie, mucho antes de la polémica sobre sus orígenes. Lección número tres: usa tu influencia sabiamente.
Con razón, hablamos mucho de streaming y de las múltiples plataformas como Netflix y Amazon Prime. Pero incluso hoy en día nada une a la gente como la televisión. Cada desastre natural, cada Super Bowl y cada noche electoral nos lo recuerdan.
En 1978, en Estados Unidos, una media de 17 millones de personas veían a Johnny Carson por televisión todas las noches. Hoy en día, hay poco menos de 1,5 millones de personas que ven a Jimmy Fallon, quien ahora presenta el Espectáculo de esta noche. Cientos de miles más ven su monólogo y algunos de sus sketches en las redes sociales. Aunque se ven menos que antes, los programas nocturnos siguen siendo influyentes.
Vivimos en lo que parece ser una época de cierta oscuridad. Además del entretenimiento que todos necesitamos, la televisión puede ser una luz. También puede servir como plataforma para el cambio, un trampolín hacia el acercamiento. Es también esta fuerza excepcional la que debe celebrarse destacando el centenario de Johnny Carson.
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