Nota: 4/5
La obra de JM Coetzee ya era rica en obras maestras inoxidables. Del que fue coronado con el Premio Nobel de Literatura en 2003, nunca hemos olvidado clásicos contemporáneos, como “Esperando a los bárbaros”, “Michael K, su vida, su época” o “La Desgracia”. El escritor sudafricano, ahora ciudadano australiano, siempre ha sido un hombre discreto, alejado de la moda y de los focos. Su magnífica nueva novela corta, “El polaco”, es a la vez un resumen perfecto de su arte y puro deslumbramiento.
El “polaco” en el corazón de esta joya es un pianista de renombre. Witold Walczykiewicz ha actuado en los escenarios más importantes, en particular grabando para la marca Deutsche Grammophon interpretaciones controvertidas de Chopin porque eran más austeras que románticas. En 2015, este hombre esbelto, de magnífica melena plateada, de unos setenta años, acudió a Barcelona para dar un recital en la Sala Mompou, en el Barrio Gótico, invitado por el Círculo de Conciertos de la ciudad. Beatriz, la encargada de recibirlo, forma parte del comité de programación del concierto.
Las preguntas de una mujer
JM Coetzee la describe como morena, alta y elegante, con una voz de contralto suave y profunda y un andar deslizante. Beatriz tiene casi cincuenta años, un marido presente y lejano, dos hijos ya adultos. El maestro cuyo nombre tiene “tantas ces y ces” que descubre frente a ella, habla en un inglés correcto pero laborioso. Esa noche cenarán juntos. Luego se reencontrarán en Girona, donde Witold viene a dar una clase magistral al conservatorio y perturba a Beatriz confiándole que le traerá luz, y también, más tarde, en Mallorca.
De un extremo al otro de una inquietante obra maestra, delgada y densa, JM Coetzee demuestra la misma fuerza y la misma sutileza a la que ha acostumbrado a sus lectores. Es una cuestión de alma y de sentimientos en las conmovedoras páginas de “Polonais” cuya lectura buscamos que dure el mayor tiempo posible. Seguimos las preguntas de una mujer finalmente capaz de decidirse a cruzar medio continente para ir a un pequeño y triste apartamento en un barrio anónimo de Varsovia. Y se marcha, con una caja que contiene la carpeta que reúne ochenta y cuatro poemas escritos en la lengua materna de su autor. Idioma que no puede leer sin la ayuda de un traductor…
Caliente y frio
JM Coetzee ahorra efectos, juega con el frío y el calor. Nunca levanta la voz mientras acompaña de cerca el interrogatorio íntimo de su inolvidable heroína. Inolvidable como lo es Witold, el singular pianista en el que Beatriz encuentra cierto parecido con el actor Max Von Sydow. Durante una de las raras entrevistas que concedió a la prensa, Coetzee dio la siguiente respuesta a un periodista que le preguntó qué música le gustaba escuchar: “La que nunca he escuchado”. Podríamos argumentar que ha tenido éxito aquí, en gran medida, de la manera más deslumbrante.
JM Coetzee, “The Pole”, traducción del inglés (Sudáfrica) por Sabine Porte, Seuil, 160 páginas, 18 euros.
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