Armadura // Por Justin Routt. Con Jason Patric, Sylvester Stallone y Dash Mihok.
Cuando una película como Armadura llega a nuestras pantallas, es natural esperar una experiencia apasionante, especialmente con un elenco prometedor y un veterano como Sylvester Stallone. Sin embargo, esta producción de 2024, que pretende ser una mezcla de suspenso y acción, lamentablemente no logra ofrecer nada memorable. Entre una trama inestable, personajes poco explotados y una producción que deja que desear, Armadura destaca como un ejemplo típico de potencial desperdiciado. Steven Seagal era vanguardista. Desde que comenzó la tendencia, todos los involucrados en el cine de acción han optado por el repugnante Direct to SVOD. En sus primeros minutos, Armadura logra intrigar. Jason Patric interpreta a un camionero blindado, un ex alcohólico que parece atrapado en una espiral de autodestrucción.
Un padre y un hijo trabajan como guardias de seguridad para una empresa de camiones blindados. Se encuentran con un equipo de ladrones en un puente y se encuentran atrapados…
La película comienza con una escena impactante: despertarse al amanecer, buscando desesperadamente una botella de vodka escondida en su propio frigorífico. Un detalle curioso, ya que este personaje vive solo. ¿Por qué esconder una botella en casa sin que nadie pueda descubrirla? Una inconsistencia entre otras, pero que aun así logra captar la atención. Este aspecto de vulnerabilidad del protagonista se ve reforzado por su compleja relación con su hijo, interpretado por Miller Garfinkel. Su vínculo, ligeramente tenso pero funcional, sugiere potencial emocional. Sin embargo, lo que podría ser un hilo interesante se ve rápidamente devorado por las debilidades del escenario. Hay que esperar casi 30 minutos antes de que comience el verdadero corazón de la película: el atraco al camión blindado.
Una vez iniciado, este acto central intenta inyectar algo de tensión. En un puente desierto, Stallone y su equipo de criminales intentan apoderarse del preciado contenido del camión. Sin embargo, esta escena de acción, aunque enérgica sobre el papel, se ve socavada por una flagrante falta de lógica. ¿Por qué el personaje de Jason Patric, armado con un camión blindado capaz de resistir las balas, no opta simplemente por aplastar a sus atacantes o huir? En cambio, se nos presenta una serie de enfrentamientos predecibles, apoyados por efectos especiales minimalistas y poco convincentes. Stallone, aunque carismático como siempre, está en gran medida infrautilizado. Su papel se reduce a ladrar órdenes a sus cómplices, destacando su inconsistencia en que no quiere matar a nadie, mientras se pasa buena parte de la película disparando al camión con balas perforantes.
Esto sólo aumenta la confusión general sobre sus motivos. Tras la escena del robo, la película se convierte en una sesión a puertas cerradas en el interior del camión. En lugar de pensar en formas ingeniosas de escapar de sus atacantes, los dos protagonistas, padre e hijo, entablan discusiones introspectivas sobre sus errores pasados. Estos momentos, si bien pretenden humanizar a los personajes, fracasan en un contexto donde la tensión debería haber primado. Esta elección narrativa hace que el resto de la película sea increíblemente monótono. Los diálogos, aunque a veces conmovedores, habrían sido más relevantes en un drama familiar y no en un thriller que supuestamente mantendría al espectador en suspenso. Al mismo tiempo, los antagonistas se pasan el tiempo discutiendo entre ellos, lo que contribuye a lastrar una historia ya de por sí débilmente estructurada.
La falta de cohesión en Armadura Sin duda, encuentra su origen en una producción caótica. Los informes indican que el rodaje, originalmente previsto para 15 días, se redujo a nueve. Además, Randall Emmett, aunque oficialmente productor, parece haber asumido el control de la dirección en lugar del director designado. Este tipo de desorganización se refleja claramente en el producto final, marcado por elecciones artísticas inconsistentes y una falta de dirección clara. Incluso el bajo presupuesto de la película es imposible de ignorar, con efectos especiales que delatan su naturaleza en cada aparición. Estas limitaciones técnicas podrían perdonarse si la historia y las actuaciones fueran lo suficientemente fuertes como para compensarlas, pero lamentablemente ese no es el caso.
Es difícil criticar por completo al elenco, que hace lo mejor que puede con material mediocre. Jason Patric ofrece una interpretación matizada como un hombre destrozado, y su química con Miller Garfinkel es una de las raras cualidades de la película. Asimismo, Stallone, a pesar de su avanzada edad, conserva cierta presencia en pantalla. Sin embargo, su papel carece de profundidad y su presencia no es suficiente para salvar Armadura. Armadura entra en la categoría de películas que olvidamos rápidamente después de verlas. Ni es verdaderamente una película de acción ni un thriller psicológico exitoso, pero no ofrece una experiencia satisfactoria en ninguno de los dos registros. El escenario está plagado de agujeros, la dirección es torpe y las elecciones artísticas, cuando existen, son desconcertantes.
Para los fanáticos de Stallone, Armadura Puede resultar atractivo por curiosidad, pero ni siquiera esta leyenda de Hollywood puede elevar una película que parece haber sido diseñada únicamente para sacar provecho de su nombre. ¿Mi consejo? Evita esta película y opta por clásicos o producciones donde Stallone realmente brille. No te perderás nada si te saltas Armadura.
Nota: 3/10. En definitiva, la corta duración de la película permite olvidar rápidamente que lo pasaste mal.
Próximamente en Francia