Durante la semana pasada, el Ministro de Asuntos Exteriores y Religión, Jean-Victor Harvel Jean-Baptiste, incrementó el número de reuniones diplomáticas. Recibió saludos oficiales de representantes diplomáticos de varios países amigos y vecinos acreditados en Haití. Su libreta de direcciones está creciendo, pero queda una pregunta: después de las cortesías diplomáticas, ¿cuáles serán las acciones concretas?
Entre los diplomáticos recibidos se encuentran: SEM Manuel Riosero, Embajador de Chile en Haití, Su Excelencia Peñín Toledano de España; Su Excelencia Dennis B. Hankins, el Embajador Hu Cheng Hao de la República de China (Taiwán), así como la Representante Especial del Secretario General de las Naciones Unidas en Haití, señora María Isabela Salvador. Se acabó el tiempo de los saludos diplomáticos.
Estos importantes encuentros diplomáticos permitieron al ministro intercambiar cara a cara, establecer nuevas relaciones, fortaleciendo así ciertos vínculos bilaterales y estableciendo otros. También fue una oportunidad para que el sucesor de Dominique Dupuy recordara a los embajadores las prioridades del gobierno. Sin embargo, el tiempo se acaba: sólo quedan trece meses antes del final de esta transición política, según el acuerdo del 3 de abril por el que se establece el Consejo Presidencial de Transición (CPT).
Grandes desafíos
El canciller hereda muchos expedientes complejos. Restaurar la imagen de Haití en la escena internacional, preservar los intereses nacionales, consolidar las alianzas internacionales, luchar contra las deportaciones masivas de haitianos (a menudo violando sus derechos): estos son los grandes desafíos que esperan al nuevo canciller. A esto se suma la lucha contra la corrupción, el nepotismo y el clientelismo que plagan la diplomacia haitiana. ¿Pero por dónde empezar?
Es importante enfatizar que, como principal responsable de la diplomacia haitiana, la función del ministro es coordinar las actividades de las entidades y misiones extranjeras acreditadas en Haití, dar directrices operativas a las misiones diplomáticas y oficinas consulares, y monitorear y evaluar sus actividades. en línea con la política exterior del país.
La tarea es inmensa, pero esencial para restaurar la credibilidad.
de Haití en la escena internacional. A partir de ahora, el canciller deberá dejar de lado las cortesías diplomáticas para tomar medidas. En esta etapa final, el asunto es diferente.
Lanois Camilus ALCIDOR
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