¿Estás de mal humor hoy en la oficina? Bien, mañana serás un gatito. Esta es básicamente la principal lección que extraemos de un estudio publicado en mayo de 2024 en el Journal of Business Ethics. El equipo analizó las consecuencias de la descortesía y el mal comportamiento en el trabajo.
Por descortesía y mal comportamiento debemos entender las actitudes juzgadas como “descorteses”. Los investigadores observaron que los empleados que pierden los estribos en la oficina tienden a sentirse culpables rápidamente y a discutirlo en privado esa misma noche.
Estos informes íntimos no están exentos de consecuencias: el comportamiento de los empleados cambia al día siguiente… ¡Y muchas veces para mejor! A través de un mecanismo de culpa, los alborotadores de ayer se convierten en los colegas ideales del mañana. “Como te sientes culpable, al día siguiente en el trabajo trabajas más duro y tienes más cuidado de no volver a ser grosero”, comenta la coautora del estudio, Klodiana Lanaj.
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La noche trae consejos (y productividad empresarial)
A pesar de la creciente búsqueda de equilibrio entre el trabajo y la vida personal demostrada por los empleados en los últimos años, los malos sentimientos tienden a manifestarse en ambos lados del campo. Y la culpa no es una excepción a esta regla: “Cuando eres grosero, también te lastimas a ti mismo. La culpa es un fenómeno complejo”, analiza Daniel Kim, otro coautor del estudio.
“La culpa es pesada, pero también puede ayudarnos a recuperarnos luchando contra la incivilidad y empujándonos a involucrarnos más en el trabajo”, enfatiza Daniel Kim. Puede que solo haya una noche entre su irritable colega y su mejor compañero. Pero estés de buen humor o no, lo mejor es no postergar nunca las cosas con cortesía.
