¿Quién más que Thomas Clerc podría haber obtenido el Wepler? Una exploración meticulosa del distrito 18 de París, su libro, que es a la vez performance y autobiografía, no pudo evitar emocionar el corazón de Marie-Rose Guarnieri, creadora del premio y mecenas de la librería Abbesses. Al elegir al poeta belga Célestin de Meeûs para la mención, el jurado (renovado cada año) ha vuelto a demostrar sagacidad, premiando la literatura inventiva sin miedo a la experimentación formal.
“París, museo del siglo XXI. El distrito 18” (Minuit) es la segunda parte de un proyecto a largo plazo iniciado en 2007 con el distrito 10, siguiendo los pasos de París, capital del siglo XIX Por Walter Benjamín. Metódicamente, el autor recorrió durante tres años, de este a oeste, el distrito donde vive actualmente. Desde el popular distrito de Chapelle hasta la muy elegante Place des Abbesses, recorrió un París no amado por la literatura donde conviven una gran pobreza y una riqueza llamativa, la arquitectura moderna y los restos del París histórico. Homenaje al infraordinario querido de Perec, el libro se construye como un paseo ininterrumpido, puntuado por performances y otras limitaciones que son todos remedios para la monotonía (“Performance dog”, “Performance ayudo a mi vecino”, visitas a apartamentos…) . Escritor y profesor de la Universidad París-Nanterre, Thomas Clerc es autor de una decena de libros, entre ellos El hombre que mató a Roland Barthes, Interior y poeasy (la ballesta Gallimard). También recopiló y presentó los Inédito del artista y autor Edouard Levé, cercano a él, fallecido en 2007.
La deriva paralela de dos adolescentes
Al premiar a Célestin de Meeûs, el jurado ha sido el único hasta la fecha en distinguir a un autor de una primera novela, entre unos 70 en esta temporada literaria, demostrando una vez más su capacidad para destacar entre ciertas reticencias del ambiente. El ganador de la mención es ya un poeta muy conocido en Bélgica y dirige las ediciones Angle Mort, de las que es cofundador. Fue a través de la poesía que llegó al cuento y a la novela, nos dijo en una entrevista con motivo del retrato que L’Humanité le dedicó en nuestras páginas de verano, y la poesía es para él esencial para “la obligación de precisión” necesario para la escritura narrativa. Recuerda a Pieyre de Mandiargues “Para aprender a escribir hay que escribir poesía”.
Esta es quizás la fuente de la impresionante precisión de la escritura de Mitología de.12. La novela describe la deriva paralela de dos adolescentes presa del aburrimiento la primera noche de las vacaciones escolares y de un médico fracasado y alcohólico enfrentado a un joven en el que sólo ve una fuente de intrusión y ruido. El autor dibuja a modo de esbozo la trayectoria de colisión entre dos lógicas sociales que sólo puede conducir a la tragedia. La novela, anclada en un universo material y elemental muy presente, se sitúa fuertemente en la realidad de la sociedad contemporánea. Sin embargo, lo vemos habitado por una mitología subyacente, la forma del laberinto se acerca al tema de Cronos, el padre titán devorando a sus hijos.
Escrita durante una larga estancia en el bosque, la novela condensa los sueños del autor, sus lecturas, su proximidad a la naturaleza. El aislamiento concreto, paradójicamente, le confiere una presencia muy intensa entre los humanos. La “danza de la escritura” que reivindica como poeta no le priva, más bien al contrario, de una profunda empatía por sus criaturas.
El único inconveniente de esta sólida lista es la ausencia de escritoras, a pesar de que eran mayoría en la selección con ocho títulos sobre doce: Louise Bentkowski, Lucie Baratte, Julia Deck, Laure Gauthier, Louise Chennevière, Nina Léger, Mariette Navarro. Berénice Pichat. Si el Wepler, que cierra la temporada, no puede asumir por sí solo toda la responsabilidad de esta situación, la cosecha 2024 de los premios de otoño es decididamente muy masculina.