Un descubrimiento que no está relacionado con la NASA ni con el gobierno estadounidense, pero que sin embargo fue presentado por un ex ingeniero de la empresa estadounidense, experto en su campo.
¿El cohete inseparable de su lanzador?
Un cohete sin lanzador y sin combustible equivaldría a un coche sin ruedas: inútil y rebuscado. En efecto, según una definición de Larousse, el lanzador desempeña una función de propulsión, permitiendo al cohete liberarse de la fuerza gravitacional de la Tierra alcanzando una velocidad de al menos 40.000 km/h.
Además, la propulsión de los lanzadores espaciales se realiza mediante sistemas que desarrollan energía química, en particular propulsores líquidos, que son los más utilizados porque su almacenamiento es menos complejo. Tienen la ventaja de garantizar flexibilidad de uso y otorgar “impulso específico alto”.
Charles Buhler, ¿un científico loco con ideas utópicas o un ex veterano serio de la NASA?
Por eso un cohete que no tenga lanzador ni combustible sería una idea completamente utópica. Sin embargo, esto es lo que anunció la empresa estadounidense Exodus Propulsion Technologies. El desarrollo de un lanzacohetes que no necesitaría combustible, basándose únicamente en propulsión electrostática.
Es un exingeniero de la NASA y cofundador de la empresa quien explicó su diseño al medio Thedebrief, Charles Buhler: “El mensaje más importante a transmitir al público es que se ha producido un descubrimiento importante. […] Es esta fuerza la que utilizaremos para impulsar objetos durante los próximos 1.000 años…”.
El electrostatismo es el estudio de las cargas eléctricas estáticas con las fuerzas que ejercen entre ellas. Y lo menos que podemos decir es que Charles Buhler está entusiasmado.
Electrostatismo, ¿el descubrimiento de una nueva fuerza fundamental?
“Este descubrimiento de una nueva fuerza es fundamental en la medida en que los campos eléctricos por sí solos pueden generar una fuerza duradera sobre un objeto y permitir la traslación del centro de masa de dicho objeto sin expulsar la masa.”. “Hay reglas que incluyen la conservación de la energía, pero si se hace correctamente, se pueden generar fuerzas como nunca antes lo había hecho la humanidad.“, añadió.
Utilizada para reorientar los satélites, la propulsión electrostática tiene como objetivo producir gravedad, generando así suficiente empuje para ascender hacia la gravedad de la Tierra (equivalente a la gravedad de empuje, mientras que, según el cofundador, sus mejores conceptos producían alrededor de una cien milésima de gravedad).
Sin embargo, el equipo consigue generar un empuje de 10 mN con objetos que pesan 30 gramos, lo que corresponde, según el medio Futura, a una fuerza 100 veces menor que la que se ejerce al sostener una manzana en la mano. Sabiendo que el objetivo final de Charles Buhler es superar la unidad, para que el cohete pueda elevarse en la gravedad de la Tierra.
El pedigrí excepcional del ingeniero
La ambición puede parecer completamente descabellada, pero Charles Buhler es una figura de autoridad en el mundo aeroespacial. De hecho, es un veterano de programas legendarios, como
- el telescopio hubble
- El transbordador espacial de la NASA
- la estación espacial internacional (ISS)…
Además, la electrostática es un concepto que conoce, ya que es uno de los mayores expertos de la NASA en el tema. Supervisó la gestión y la seguridad de las descargas electrostáticas para la ISS y el Hubble en particular, y se dice que “estableció el Laboratorio de Electrostática y Física de Superficies de la NASA en el Centro Espacial Kennedy” según el artículo.
Fuentes: Apec, Interesting Engineering, Slate
