“Siempre soy yo el acusado”

“Siempre soy yo el acusado”
Descriptive text here
-
Henri Rozès y Patrick Canié discutieron juntos sobre “todo y nada”: rugby, cine y elecciones presidenciales. | Theo Von Brockhusen a través de Artvee

Mayo de 2007 es un mes lluvioso. El lunes 7, las tormentas amenazaban el cielo cuando los bomberos descubrieron el cuerpo sin vida de Henri Rozès, de 64 años. Cuando lo vio, al otro lado del ventanal, inmóvil en su sofá, su vecino Patrick Canié alertó a los servicios de emergencia.

El médico forense, que realizó el levantamiento del cuerpo, registró en su informe: “Heridas de arma blanca en la zona torácica”. En su consulta del Hospital Universitario de Rangueil, en Toulouse, aplica el método del nomograma de Henssge –rigidez cadavérica, color de la piel de la víctima y temperatura ambiente de la habitación–, y anota: “Tiempo post-mortem: entre diez y ocho y treinta horas”. Pero ese fin de semana, en el número 13 de la rue de l’Ancienne Gare, en Plaisance-du-Touch, nadie escuchó a Henri Rozès gritar.

En la pequeña residencia de las afueras de Toulouse, la noticia del asesinato corre por los pisos. Los vecinos están atónitos. ¿Quién podría culpar al ex jardinero municipal?

“Es un hombre con corazón”.

Henri Rozès nació en 1942 en Miramont-de-Comminges, cuando todavía se llamaba Miramont, que en occitano significa “la colina donde se ve desde lejos”, en referencia a la vigilancia contra un posible enemigo. Se casó, tuvo dos hijas –Nathalie y Céline–, luego se separó de su esposa y no pudo rehacer su vida. Sin embargo, la vida social de Henri Rozès era intensa. Apasionado del rugby, ocupó durante mucho tiempo la presidencia del Racing Club de La Salvetat-Saint-Gilles. Le gustaba cuidar a los jóvenes. Posteriormente, se convirtió en empleado municipal del ayuntamiento de Plaisance-du-Touch. Le encantaba cuidar espacios verdes y jardines. Sobre él, el alcalde de la ciudad juró: “Es un hombre de corazón”.

En 2004, un derrame cerebral redujo significativamente a Henri Rozès. Escapó a costa de una hemiplejía izquierda. Desde entonces, siempre salió de su casa con un brazo en…

Lea más en Slate.fr

-

PREV Estados Unidos: una abuela posesiva organiza un sórdido doble asesinato
NEXT Descubriendo los vinos de Tinos, estos grandes vinos de las Cícladas