Una oscura historia de custodia terminó con un horrible doble asesinato a finales de marzo en Oklahoma. El domingo, los cuerpos de Veronica Butler (27 años) y Jilian Kelley (39 años) fueron descubiertos en el campo del condado de Texas. Las dos mujeres desaparecieron el 30 de marzo, cuando se dirigían a un pueblo llamado Eva (Oklahoma). Los amigos habían viajado desde Kansas para recoger a los dos hijos de Verónica de manos de su abuela paterna, Tifany Adams (54). La niña de 6 años y su hermano de 8 fueron invitados a una fiesta de cumpleaños.
Verónica y Jilian nunca llegaron a la casa de la abuela paterna de los niños, explica el Huffington Post. El mismo día, los familiares de Verónica encontraron su coche abandonado en un lugar remoto, no lejos de donde más tarde se descubrieron los cuerpos de dos mujeres. Dentro y alrededor del vehículo, los investigadores notaron “evidencia de lesiones graves”, incluida sangre en la carretera y un martillo roto cerca de las gafas de Verónica detrás del auto. En el bolso de la joven las autoridades descubrieron un cargador de pistola, pero ningún rastro del arma.
El padre de los dos niños tenía la custodia de ellos, pero se encontraba en plena rehabilitación, luego de cumplir una condena de prisión por posesión ilegal de arma de fuego. Por tanto, la pequeña y su hermano vivieron temporalmente con su abuela paterna, Tifany Adams. Verónica se beneficiaba de derechos de visitas supervisadas los sábados, y fue como acompañante que Jillian Kelley, casada y madre de cuatro hijos, estuvo presente ese día. Sin embargo, el mes pasado, Verónica solicitó la custodia exclusiva de sus hijos.
Las autoridades creen que el doble asesinato ocurrió aproximadamente diez días después de esta solicitud. El sábado fueron arrestadas cuatro personas: Tifany Adams, su novio Tada Cullum (43 años) y un matrimonio de amigos, Cole y Cora Twombly (50 y 44 años). Son sospechosos de asesinato, secuestro y conspiración. Las autoridades contaron especialmente con la ayuda de la hija de dieciséis años de los Twombly. De hecho, la adolescente les confió que su madre había confesado el crimen, exponiendo a sus cómplices en el proceso.
“No hay sospechosos prófugos, la población no corre peligro. Eso es lo que nos importa”, aseguró el lunes Hunter McKee, jefe de comunicaciones de la Oficina de Investigaciones de Oklahoma, refiriéndose a un “crimen absolutamente brutal”.
