Solo bastan unos minutos por la mañana para realizar estos precisos gestos en el rostro y beneficiarte plenamente de los beneficios del yoga facial. Esta práctica ayuda a prevenir las arrugas, da luminosidad al cutis y estimula la producción de colágeno.
Los beneficios de una sesión de yoga también se encuentran en estos gestos porque calman la mente y provocan una relajación general. El objetivo al final de la sesión: una reducción del estrés y una sensación de relajación junto con una tez más radiante y una piel tersa.
La cara tiene más de 50 músculos. Con el tiempo, aquellos que no trabajan a menudo se vuelven flojos. Por el contrario, aquellos que trabajan demasiado ya no pueden relajarse y desarrollan arrugas. Las técnicas de gimnasia facial trabajan todos estos músculos a través de pequeños ejercicios muy sencillos de realizar.
Los movimientos realizados ayudan a oxigenar la piel, mejorar la microcirculación sanguínea y fortalecer la barrera cutánea. Al hacerlo con regularidad, el rostro se tensa, los rasgos se redibujan y la tez está más radiante. Estas acciones también estimulan la producción de colágeno y elastina. La epidermis gana flexibilidad, firmeza y resistencia.
Ideal por la mañana, el gimnasio facial suaviza el rostro y aporta un plus de energía para empezar bien el día. El ritual sólo toma de 3 a 5 minutos al día y repítelo diariamente para obtener mejores resultados.
Las muecas son una excelente técnica para remodelar todo el rostro. Sacar la lengua, inflar las mejillas o poner los ojos en blanco ayuda a redefinir la simetría del rostro y estimular los músculos menos utilizados. Ayudan a mantener una buena elasticidad y aflojar las zonas más afectadas por el estrés, como el ceño fruncido o la mandíbula tensa.
Las tres técnicas presentadas anteriormente deben integrarse en una rutina de belleza matutina. Se realiza periódicamente para obtener un efecto de luminosidad saludable, práctico y duradero, sea cual sea tu edad. A través de estas acciones prevenimos también los primeros signos de envejecimiento a partir de los 20 años. Atenuamos las arrugas al inicio de los 40 años o más. Pequeño gesto extra antes de salir del baño: pasar un cubito de hielo sobre los pómulos para dar un impulso final a la tez.
