Una exposición en el BNF de París recorre el viaje épico de los fundadores del Renacimiento

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“De viris illustribus”, de Petrarca (1304-1374), manuscrito sobre pergamino copiado por Lombardo della Seta e iluminado por Altichiero da Zevio y un iluminador boloñés (Padua, 1379). BNF, DEPARTAMENTO DE MANUSCRITOS

Hay que imaginarse al poeta Petrarca (1304-1374) deambulando en la noche medieval durante cientos de kilómetros, de un monasterio a otro. Estamos en 1333. Después de haber estudiado en Carpentras (Vaucluse), en Montpellier y luego en Bolonia (Italia), este hijo de un notario pontificio italiano, refugiado en la corte de Aviñón, ya se ha enamorado de Laure, de quien Cantará sobre el amor toda su vida. Leyó a Cicerón, a Virgilio y se propuso reunir los fragmentos dispersos delhistoria romana por Livio. Fue entonces cuando abandonó Aviñón, “el infierno de los vivos, la cloaca de la tierra, la más apestosa de las ciudades”para ir a París, luego a Lieja (Bélgica) y a Aquisgrán (Alemania), pasando por las Ardenas.

Allí, en el secreto de las bibliotecas monásticas, descubrió los manuscritos de autores latinos olvidados por todos. Propercio, Quintiliano. Los copia, los exegeta. Por su estudio de las letras antiguas, constituye la primera de las bibliotecas humanistas.

En su casa de Arqua, cerca de Padua (Italia), dio forma a lo que Cicerón llamó el “cultura del alma”y abre el camino a otros cazadores de manuscritos, quienes a su vez contribuirán a rehabilitar el “sabor de lo antiguo”, como Poggio Bracciolini, que encuentra textos de Tácito o Vitruvio. Como tal, se convirtió en uno de los héroes fundadores de una nueva era cultural: el Renacimiento.

En su sede Richelieu, la Biblioteca Nacional de Francia (BNF) recorre su viaje épico, y el de algunos de sus coetáneos, en una maravillosa exposición: “La invención del Renacimiento”.

Pedagogía y poesía

Es difícil contar un punto de inflexión en la historia, evocar a través de imágenes el nacimiento de un pensamiento. El BNF asume el desafío con pedagogía y poesía, destacando la manifestación con algunas pinturas, como‘Apolo y Dafnis de Perugino, y especialmente algunos de los manuscritos más preciados, como el “Gran Ptolomeo de Enrique II”. Desde iluminaciones hasta escritos, cuentan cómo esta comunidad ideal e internacional de académicos se reunió en “República de las Letras”.

>“Apolo y Dafnis” (hacia 1490), de Perugino.>

“Apolo y Dafnis” (hacia 1490), de Perugino.

“Apolo y Dafnis” (hacia 1490), de Perugino. MUSEO DEL LOUVRE

Liberados de toda supervisión, universitaria o eclesiástica, quienes pertenecen a ella permiten, mucho antes de la invención de la imprenta, esta difusión de conocimientos antiguos que fundarán el Renacimiento: copian a mano los tesoros que descubren y traducen el original griego o del latín a las lenguas entonces llamadas “vulgares”. La creación de ejemplares de lujo, fabulosamente iluminados, pronto llevó este conocimiento a las bibliotecas principescas.

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