Descifrado: todo el mundo sueña con ganarlo, pero ¿a quién pertenece la Luna?

Descifrado: todo el mundo sueña con ganarlo, pero ¿a quién pertenece la Luna?
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Países de todo el mundo llevan casi 50 años codiciando la Luna. Tanto en Estados Unidos como en India, las misiones continúan intensificándose. Pero esta conquista espacial plantea la cuestión de la propiedad de la estrella: ¿a quién pertenece realmente?

La carrera por las estrellas comenzó hace más de 70 años en el contexto de la Guerra Fría. Fue una competencia entre las dos grandes potencias de la época: la Unión Soviética y Estados Unidos. Entre el primer aterrizaje humano de Neil Armstrong en 1969 y los numerosos envíos de naves espaciales a la Luna por parte de países de todo el mundo, todos los Estados y empresas privadas trabajan hoy para explorar la zona lunar.

Después de los continentes terrestres, los mares y las montañas, el espacio se está convirtiendo en el nuevo El Dorado para las agencias espaciales y las empresas adineradas. Los planetas del Sistema Solar siguen siendo un enigma para los científicos y la atracción hacia el cuerpo celeste está llegando a su punto máximo.

La Luna: ¿un plan de respaldo?

El nuevo objetivo a alcanzar para las agencias espaciales y las empresas privadas es establecerse directamente en la Luna. Porque este satélite se ve como un primer paso antes de viajar a regiones aún más lejanas del espacio. Es el caso, en particular, de la misión Artemisa, liderada por la agencia espacial estadounidense (NASA), cuyo objetivo es instalar, dentro de unos años, seres humanos en la zona lunar.

Pero la NASA tiene una idea muy concreta en mente: le gustaría poder explotar los recursos naturales de la Luna, pero también realizar allí avances científicos. Porque, en realidad, establecerse en la Luna es sólo una parte del proyecto. El objetivo final es el viaje a Marte. Pero con las naves actuales, la expedición tardaría unos 260 días desde la Tierra. Sin embargo, desde la Luna, sólo duraría 3 días.

Vivir en la Luna permitiría a los terrícolas enviados allí aprender a sobrevivir en terrenos hostiles, recolectar los recursos necesarios para este viaje a Marte y probar nuevas tecnologías. Trabajo a largo plazo para lanzar futuras misiones de colonización espacial.

Un proyecto utópico

Al ser la Luna rica en materias primas, contiene un potencial significativo. De este modo se podrían extraer tres recursos naturales: cráteres helados llenos de agua lunar, helio 3 y oro encontrado en los asteroides.

EL primero Se utilizarían para fabricar el combustible necesario para los vehículos espaciales, podrían proporcionar agua y oxígeno esenciales para la vida e hidrógeno para impulsar las naves. EL segundo permitiría a los investigadores trabajar en el funcionamiento de reactores de fusión nuclear. Y por fin, oro es, por su parte, de una rareza significativa.

Pero explotar la Luna de esta manera corre el riesgo de provocar su deformación, como nos explica Yaël Nazé, astrofísico. “Si explotas, desfiguras la Luna. Todos los recursos de la Luna son como los de la Tierra, es decir, no renovables”. Ella cree que este proyecto espacial es utópico y que es poco probable que vea la luz en los próximos años.

Pon un pie allí unos días, pero ya está.

Yaël Nazé señala también una primera dificultad: la de vivir en la Luna. Para ello, sería necesario crear bases lunares autosuficientes. Para ella, este proyecto es actualmente imposible, tanto económica como técnicamente. E incluso inalcanzable durante los próximos 20 años. “Pueden dar un paseo, poner un pie unos días, pero ya está”ella dice.

Pero la determinación de las empresas privadas y de los países, que siguen enviando naves espaciales, pone en peligro el espacio y su gestión. El día en que las actividades cósmicas sean posibles, ¿cuál será el procedimiento a seguir para los países y sociedades que deseen alunizar?

Reglamento

Ante las ambiciones comerciales y la explotación de la Luna, la regulación es cada vez más necesaria. Pero en lo que respecta a las leyes espaciales, las opiniones difieren. En 1967 se firmó un Tratado Espacial y, 12 años más tarde, un Tratado sobre la Luna. Pero si se supone que estas dos leyes se complementan, en la práctica no es tan sencillo.

EL Tratado espacial Defiende dos principios: el de la libertad de exploración y el de la prohibición a un Estado de apropiarse del Espacio. A esto se suma la prohibición de un establecimiento militar en el cuerpo celeste. Pero este texto carece de precisión y sólo se refiere a actividades estatales. No menciona personas físicas ni empresas privadas.

El nuevo tratado, el de la luna, corrige este detalle precisando esta vez que nada ni nadie puede apropiarse de la Luna. Pero a diferencia del Tratado Espacial, éste fue firmado por muy pocas personas. Estados Unidos y China, por ejemplo, no lo han ratificado.

Está surgiendo una nueva legislación

Por tanto, persiste un conflicto entre estos dos tratados, y el malentendido sobre las reglas a seguir aumenta con la llegada de numerosas legislaciones alimentadas por la idea de explotar la Luna. Por ejemplo, en 2015, el acuerdo SpaceAct de EE. UU. estipula que Estados Unidos no reclamará ningún territorio en el espacio, pero el país consagra la posibilidad de que las empresas privadas posean, utilicen y vendan todos los recursos que puedan encontrar. Este acuerdo contradice el espíritu del tratado de 1967.

Cinco años después, Washington continúa, junto con los países interesados, redactando acuerdos de cooperación bilateral con los acuerdos Artemis. Estos reafirman el Tratado Espacial de 1967. Subrayan el lado pacífico y el respeto por el patrimonio celeste que se debe adoptar. Pero estas nociones siguen siendo controvertidas para Rusia y China, que se han negado a firmar estos acuerdos.

Nos damos cuenta de que va a ser una catástrofe en el espacio.

Para el astrofísico Yaël Nazé, las normativas estadounidenses y chinas corren el riesgo de ser motivo de preocupación, especialmente en lo que respecta a la delimitación de la zona lunar. Para ella, el punto estratégico de la Luna es el Polo Sur, que contiene cráteres helados llenos de agua lunar, un recurso importante.

Pero en toda esta confusión, ¿qué norma prevalecerá si cada país tiene su propia ley? Para Yaël Nazé, nos dirigimos hacia el desastre. “Estamos en el Salvaje Oeste, ellos están en una perspectiva de explotación y eso es todo. Vemos venir todos los problemas. Nos damos cuenta de que va a ser una catástrofe en el espacio. ¿Qué pasará? ¿Qué pasa si Estados Unidos y China se encuentran? en el mismo territorio lunar?”dice nuestro astrofísico.

¿Quién gobierna la Luna?

Entre la visión de los científicos -con una concepción pacífica e igualitaria del Espacio- y la de las agencias espaciales y empresas privadas -con fines colonialistas-, surge una pregunta: ¿quién gobierna la Luna?

Para Yaël Nazé, está claro que el Espacio corre el riesgo de sufrir el mismo patrón de colonización que la Tierra. El astrofísico compara también la apropiación de la Luna con el saqueo de las sociedades humanas: “La gente se ha apropiado de tierras enteras sin tener en cuenta a sus habitantes ni a sus vecinos. ¿Por qué no lo harían con la Luna?”señala.

Por tanto, para saber quién es el propietario de la Luna, debemos preguntarnos cómo apropiarnos de la tierra que allí se encuentra. ¿Debería delimitarse primero? ¿Podemos esparcir banderas por la zona lunar para marcar nuestro territorio? Aunque la Tierra pertenece a todos, está gobernada por importantes actores económicos.

Al igual que nuestro planeta, la ley del más fuerte corre el riesgo de aplicarse para adquirir la Luna… Pero por el momento, sigue siendo accesible a toda la Humanidad.

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