lEl Tribunal de Apelación de Bruselas revisó, el lunes, la sentencia dictada en primera instancia, en 2021, en el caso llamado “niños mestizos”. Consideró que el secuestro de niños mestizos en el Congo, organizado por el Estado belga cuando controlaba este país centroafricano, es un acto que constituye un crimen contra la humanidad. Se le ordena indemnizar a las cinco mujeres que presentaron una denuncia contra él y que se encuentran entre las víctimas de esta segregación.
El tribunal consideró en primer lugar que estaba demostrado que los cinco demandantes fueron separados de su madre, sin su consentimiento y antes de los siete años, por el Estado belga. Esto se hizo en el marco de un plan sistemático de búsqueda y secuestro de niños nacidos de madre congoleña y padre belga.
De hecho, los cinco demandantes nacieron en el Congo, entre 1946 y 1950, período durante el cual este país fue colonia belga.
Luego, el tribunal estableció que su secuestro fue un acto inhumano de persecución, constituyendo un crimen contra la humanidad según los principios del derecho internacional reconocidos por el Estatuto del Tribunal de Nuremberg. Estos principios se incorporaron al derecho penal internacional a más tardar cuando fueron confirmados por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 11 de diciembre de 1946 en la Resolución 95 (I), afirmó el tribunal. Por tanto, declaró que la demanda civil interpuesta por los cinco demandantes contra el Estado belga, basada en este delito, no ha prescrito, contrariamente a lo que concluyó el tribunal en 2021.
Sin embargo, el tribunal consideró que los demás hechos imputados al Estado belga, posteriores a la independencia del Congo, algunos están prescritos y otros no demostrados.
Por tanto, el tribunal condenó al Estado belga a indemnizar a los demandantes por el daño moral resultante de la pérdida de su vínculo con su madre y del ataque a su identidad y a su vínculo con su entorno original.
Cinco mujeres nacidas en el Congo entre 1946 y 1950 habían presentado una demanda civil ante los tribunales de Bruselas contra el Estado belga por crímenes contra la humanidad. Pidieron una indemnización por el importante daño causado cuando fueron secuestrados y segregados.
Nacidos de la unión de una mujer belga y una congoleña, durante la época en que el Congo era colonia belga, fueron sacados de su hogar para ser internados en orfanatos, como tantos otros niños mestizos. Según documentos oficiales de los archivos coloniales facilitados por los abogados de los demandantes, los secuestros de niños mestizos fueron organizados por funcionarios del Estado belga y llevados a cabo con la ayuda de la Iglesia.
Los funcionarios del Estado colonizador recibieron instrucciones de organizar el secuestro de niños de uniones mixtas, obligando a las madres a separarse de ellos. Los niños fueron colocados en misiones católicas. Así, desde muy pequeños –algunos tenían entre dos y cuatro años–, los mestizos fueron arrancados de sus madres y de su pueblo natal mediante el uso de la fuerza, amenazas o maniobras engañosas, sin que estos niños fueran ni abandonados ni descuidados, ni huérfano ni encontrado.
En 2018, Charles Michel, entonces primer ministro, pidió disculpas en nombre del Estado belga por la segregación de niños mestizos en el Congo, Ruanda y Burundi. Para los demandantes, estas disculpas fueron un primer paso, siendo el segundo reparar el daño causado.