Stéphane Bussard
Bürgenstock
Publicado el 16 de junio de 2024 a las 19:47 horas. / Modificado el 16 de junio de 2024 a las 19:51 horas.
Todos ellos tienen un aspecto oscuro que contrasta con el sol que acaba brillando en las alturas de Bürgenstock. Parecen llevar sobre sus rostros el peso de una humanidad vacilante. Para ellos, la guerra en Ucrania no es una cuestión diplomática. Es una herida profunda que el tiempo, esperan, algún día sanará. Vladyslav Buriak, pelo corto, chaqueta, tenía todavía 16 años cuando fue secuestrado por las fuerzas rusas. Lo recuerda como si fuera ayer: “Era el 8 de abril de 2022. Los rusos me mantuvieron cautivo durante tres meses. Primero estuve en una comisaría con otros presos y luego en prisión. La tarea que las fuerzas rusas me obligaron a realizar fue aterradora. Tuve que limpiar la habitación donde torturaban a los prisioneros ucranianos. Intentaban romperlos, quitarles las ganas de vivir. ¿Los medios utilizados? Descargas eléctricas, agujas colocadas debajo de las uñas y conectadas a un cable eléctrico, violencia sexual y violación, uso de una Taser en los genitales.
“Perdió las ganas de vivir”
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