Hace unos días, Ursula von der Leyen, reelegida presidenta de la Comisión Europea, se acercó a la industria del automóvil, a la que describe como “un orgullo de Europa, del que dependen millones de puestos de trabajo”. Anunció así la apertura de un “diálogo estratégico” para que el futuro del automóvil siga jugándose en Europa.
El “diálogo” se centrará en estimular la innovación en IA y conducción autónoma, en la búsqueda de la descarbonización a través de un “enfoque tecnológicamente abierto”, la simplificación y modernización del marco normativo… La apertura de estos debates está prevista para 2025.
Emergencia climática y emergencia administrativa
Si muchos actores del sector automovilístico consideran que estos temas son muy importantes, hay otro que suscita una preocupación unánime y urgente: las normas sobre emisiones de 2025 y las sanciones de aproximadamente 15.000 millones de euros que corren los fabricantes en conjunto. Por este motivo, la ACEA (Asociación de Constructores), así como algunos países productores, entre ellos Alemania, Italia, la República Checa y recientemente Francia, piden a Europa que tome decisiones antes de finales de año, para entrar en 2025 con una perspectiva clara estructura.
La presión va en aumento, pero es poco probable que se decidan y apliquen nuevas regulaciones antes de finales de 2024. En este contexto, el Salón del Automóvil de Bruselas, que tendrá lugar a partir del 10 de enero de 2025, será un momento clave para la industria del automóvil. .
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