ni los clientes ni los supermercados lo quieren, y he aquí por qué

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Los sistemas de autopago, alguna vez aclamados como un gran avance en el sector minorista, se enfrentan a una amarga realidad. Un estudio reciente, publicado el pasado mes de enero, destaca luzluz las dificultades que encuentran las marcas que han adoptado masivamente esta tecnología. Lejos de las promesas iniciales de eficiencia y ahorro, muchos supermercados están revisando su estrategia, ante pérdidas financieras y una creciente insatisfacción de los consumidores.

Las esperanzas frustradas de la tecnología de autoservicio

La introducción de las cajas de autopago en los supermercados generó grandes esperanzas. La idea parecía simple y prometedora: sustituir varios cajeros por un único supervisor y, al mismo tiempo, ofrecer a los clientes una experiencia de compra más rápida y autónoma. Sin embargo, la realidad resultó ser muy distinta a las expectativas iniciales.

Christopher Andrews, profesor asociado y jefe de sociología de la Universidad Drew (Nueva Jersey), subraya: “ Las tiendas vieron esto como el siguiente paso… Pero se dan cuenta de que no están ahorrando dinero, están perdiendo dinero.argénargén. » Esta afirmación resalta la paradoja que enfrentan muchas marcas.

Los problemas encontrados son múltiples:

  • transacciones lentas;
  • ineficiencia del sistema;
  • aumento del hurto en tiendas.

Estas dificultades han llevado a varias cadenas minoristas, tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido, a revisar su enfoque y reducir su dependencia de estos sistemas automatizados.

El regreso a la gracia del factor humano

Ante estos desafíos, muchas marcas están haciendo un cambio estratégico. Dollar General, una cadena estadounidense de tiendas de descuento, ilustra perfectamente esta tendencia. Todd Vasos, director ejecutivo de la empresa, admitió ante los inversores: “ Hemos confiado demasiado en los autopagos en nuestras tiendas. ».

Esta concienciación va acompañada de acciones concretas:

  • aumento del número de empleados en las tiendas;
  • fortalecimiento de la presencia humana en las cajas;
  • Reequilibrio entre tecnología y servicio personalizado.

Este cambio de dirección se explica, en particular, por los alarmantes datos sobre pérdidas financieras. Los minoristas que utilizan tecnología de autoservicio están experimentando tasas de pérdidas superiores al promedio de la industria, lo que pone en duda la supuesta eficiencia económica de estos sistemas.

La percepción mixta de los consumidores

La recepción de los sistemas de autopago por parte de los consumidores ha resultado ser más compleja de lo esperado. Una encuesta realizada a 1.000 consumidores estadounidenses en 2021 revela resultados paradójicos:

Aspecto

Porcentaje

Preferencia por el autopago

60 %

Experiencia en ajedrez con esta tecnología

67%

Amit Kumar, profesor de marketing y psicología de la Universidad de Texas, analiza: “ Al intentar el autopago, si nos damos cuenta de que no nos estamos beneficiando, acabaremos por no utilizarlo. » Esta observación resalta la importancia de la experiencia del usuario en la adopción a largo plazo de nuevas tecnologías.

Hacia un modelo híbrido

Frente a estos desafíos, la industria de la distribución masiva parece estar avanzando hacia un modelo híbridohíbrido. Las marcas buscan ofrecer a los clientes la posibilidad de elegir entre la interacción humana y el uso de máquinas. Este enfoque tiene como objetivo combinar los beneficios de la automatización con el valor añadido del servicio personalizado.

Sin embargo, las inversiones ya realizadas en tecnologías de autoservicio representan un desafío para muchos minoristas. La transición a este nuevo modelo requiere un delicado equilibrio entre optimizar los recursos existentes y adaptarse a las nuevas expectativas de los consumidores.

El relativo fracaso de las cajas de autopago en los supermercados marca un punto de inflexión en el enfoque de la tecnología en el comercio minorista. Destaca la importancia de considerar no sólo la eficiencia operativa, sino también la experiencia del cliente y las implicaciones sociales de las innovaciones tecnológicas.

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