El día después de la detención en Argelia de Boualem Sansal, a quien Gabriel Attal describe en su columna como “toma de rehenes“, la tensión entre Argelia y Francia ha aumentado un nivel, expresándose en suelo francés a través de predicaciones del odio, con tintes antisemitas, difundidas por influencers argelinos que piden actos de violencia, asesinatos, violaciones y terrorismo en suelo francés. Abusos que Gabriel Attal califica como “tumbas“, a los que también se añaden “las provocaciones e insultos de los jerarcas del régimen”.
Pero por parte del régimen de Argel, no oímos las cosas de la misma manera, y es negándose a aceptar en su suelo a un influencer argelino expulsado por Francia que el poder ha decidido responder. Un comportamiento que, al fin y al cabo, no sorprende porque, recuerda Gabriel Attal, “Durante varias semanas, varios meses, varios años, el régimen argelino ha barrido todas nuestras manos tendidas y continúa poniendo a prueba a nuestro país.».
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Ante estas desviaciones”cual shock“, pide el ex primer ministro “una respuesta firme“, porque la última provocación del régimen de Argel debe considerarse como la última bravuconería. “Frente al régimen de Argel, Francia debe fijar límites y asumir el equilibrio de poder. Porque Francia no es un país cualquiera: Francia es una gran potencia y, como todas las grandes potencias, debe ser respetada. No podemos intimidar a Francia. La respetamos y no la provocamos sin consecuencias.“, escribe así.
El rejuvenecimiento de la clase política francesa significa la muerte de la anualidad conmemorativa
Gabriel Attal está convencido de que ha llegado el momento del cambio. “es hora», repite como preámbulo de una lista de acciones que deben emprenderse para restablecer el respeto debido a Francia. De lo que el ex primer ministro pide deshacerse primero es “juicios de culpabilidad y anualidad conmemorativa“, este sensible acorde que el régimen de Argel intenta constantemente tocar, pero también “estrategias de desestabilización», emprendida por los jerarcas de Argel en suelo francés.
Y “manipulaciones y excesos” Si esto último era posible hasta ahora en Francia, ya no será así, considera Gabriel Attal, porque, recuerda, toda una generación de líderes políticos y económicos, “mi generación», especifica Attal, accede poco a poco a las responsabilidades, aunque, a diferencia de sus mayores, tiene el hecho de no haber vivido “Argelia francesa, la guerra de Argelia o la descolonización».
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En este rejuvenecimiento de la clase política francesa frente a un régimen postrado en cama que opera a través del chantaje, Gabriel Attal ve “una oportunidad histórica para establecer una relación normal y desapasionada“. La clave de esta nueva relación franco-argelina es el respeto mutuo, pide el ex primer ministro.
En un momento de firmeza, las medidas necesarias
Además del respeto debido a Francia, que es necesario recuperar, Gabriel Attal olvida los intereses económicos y estratégicos del país, que son una dimensión esencial de las relaciones franco-argelinas. Para defenderlos es fundamental la firmeza, y para que se aplique, ésta debe expresarse en varias medidas de emergencia que se deben tomar.
«La primera emergencia es tener el coraje de denunciar el acuerdo franco-argelino de 1968.“, anuncia Gabriel Attal, uniéndose así a la opinión de Bruno Retaillaud, Ministro del Interior, o a la del ex Primer Ministro Edouard Philippe, por citar sólo algunos entre los numerosos funcionarios franceses que piden la eliminación de este acuerdo sobre inmigración.que tenía sentido en el contexto de la descolonización y beneficiaba a nuestros dos países».
¿Por qué denunciar en primer lugar este acuerdo al que el régimen de Argel se aferra con uñas y dientes? Porque para Gabriel Attal, este acuerdo es “convertirse en un auténtico canal de inmigración, que permita la reagrupación familiar y el asentamiento de personas, sin que éstas tengan que conocer nuestra lengua ni demostrar su integración“. Sin olvidar, añade, que él “hace prácticamente imposible retirar el permiso de residencia a los nacionales argelinos, incluso por razones de orden público“. Una situación”Injusto para otros países e injustificable para los franceses.», concluye el ex primer ministro.
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Y Gabriel Attal no se queda ahí, pidiendo también “reducir el número de visas otorgadas», en respuesta a este país que “todavía otorga menos de un pase consular de cada diez bajo el OQTF“. Attal ve en esta reducción del número de visados el medio de presión adecuado para obtener una reacción de los funcionarios argelinos.
Finalmente, decidido a golpear donde más duele, Gabriel Attal cree que ha llegado el momento de “Volver a un principio de sentido común: cuando no respetamos a Francia, no nos beneficiamos de Francia.“. Así, la eficacia de estas medidas sólo será plenamente efectiva penalizando”Jerarcas que se benefician de nuestra generosidad.» y, para ello, volver a un acuerdo de 2007 que permite a todos los titulares de pasaportes diplomáticos argelinos venir y viajar libremente y sin restricciones en Francia. Resultado de esta generosidad, recuerda Attal, “El camino está despejado para que los dignatarios argelinos, aunque desprecien a nuestro país, se apresuren a viajar o buscar tratamiento, dejando atrás una deuda hospitalaria que pagar.».
Por último, aún quedan otras cartas por jugar, según Gabriel Attal, que considera así el uso, como medio de presión, de “el arma comercial”, con el objetivo, a nivel europeo, de aumentar los aranceles aduaneros con Argelia.
En la clave para implementar estas medidas de emergencia, “una relación diplomática reequilibrada, que respete nuestras leyes, nuestras fronteras, nuestros intereses económicos y estratégicos. Quien respeta a nuestros dos pueblos porque solo aspiran a vivir en paz».