(La Habana) Cuba anunció el martes que 553 prisioneros serían liberados, después de que Estados Unidos retirara a la isla comunista de la lista negra de Estados que apoyan el terrorismo.
Actualizado ayer a las 7:32 pm
Jordane Bertrand con Aurélie END en Washington
Agencia France-Presse
La sorpresiva decisión del presidente saliente Joe Biden de retirar a Cuba de la lista negra de Estados Unidos, oficializada en un memorando publicado el martes por la Casa Blanca, debería alentar la liberación de un “número significativo de presos políticos”, afirmó un alto funcionario estadounidense.
En el proceso, La Habana anunció la próxima liberación de 553 prisioneros.
“Como es costumbre en nuestro sistema judicial, hemos tomado la decisión unilateral y soberana de liberar a 553 personas condenadas por diversos delitos”, declaró en la X el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel.
Poco antes, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba había indicado en un comunicado de prensa que a principios de enero “el presidente Díaz-Canel [avait] dirigió una carta al Soberano Pontífice” a tal efecto y que los presos en cuestión serían liberados “gradualmente”.
Las autoridades cubanas no han especificado si entre los que próximamente serán liberados se encuentran cubanos condenados por participar en las protestas antigubernamentales de julio de 2021, las mayores desde el advenimiento de la revolución castrista en 1959.
El alto funcionario estadounidense, sin embargo, indicó en una conferencia de prensa en línea que entre los liberados se encontraban “defensores de los derechos humanos”, incluidos manifestantes encarcelados. Dijo que la liberación “se produciría en un período de tiempo relativamente corto” y dijo que el acuerdo se negoció con la ayuda de la Iglesia Católica.
La decisión de Joe Biden se produce incluso antes de la toma de posesión el lunes de Donald Trump, cuyo partido apoya una línea muy dura contra las autoridades comunistas cubanas.
Unos días antes de ceder el poder a Joe Biden en enero de 2021, el ex y ahora futuro presidente republicano tomó exactamente la decisión contraria, la de colocar a Cuba en esta lista en la que también figuran Corea del Norte, Irán y Siria.
“Muy feliz”
“Estoy muy contento con esta noticia. Todas las madres de presos quieren que sus hijos sean libres y fuera de este sufrimiento […] Nunca debieron haber sido encarcelados”, dijo a la AFP Liset Fonseca, madre de Roberto Pérez, de 41 años, manifestante condenado a 10 años de prisión.
“Siempre hemos dicho que deberían ser libres porque no han cometido ningún delito más que pedir libertad y exigir derechos en Cuba”, reaccionó Laida Yelkis Jacinto, madre de Aníbal Jaciel, de 29 años, condenado a cinco años de prisión.
Es muy posible que Donald Trump decida volver a poner a Cuba en la lista negra después de llegar al poder.
Joe Biden anunció el martes otras dos medidas unilaterales. Por un lado, suspende la posibilidad de presentar denuncias ante tribunales estadounidenses por expropiaciones en Cuba, y por otro levanta ciertas restricciones financieras.
El senador republicano Ted Cruz de Texas denunció inmediatamente la “inaceptable” decisión de sacar a Cuba de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo.
Acusó a Joe Biden de buscar “socavar” el trabajo del futuro gobierno de Donald Trump y del Congreso de mayoría republicana.
Cuestionado sobre atar las manos del presidente electo republicano, seis días antes de que preste juramento, el alto funcionario ya citado aseguró que había “una opinión ampliamente compartida en ambos partidos [NDLR : démocrate et républicain]que nadie debe ser detenido sin motivo en Cuba. »
Según cifras oficiales, unas 500 personas fueron condenadas a hasta 25 años de prisión por su participación en las protestas del 11 y 12 de julio de 2021.
Las ONG y la Embajada de Estados Unidos en Cuba contabilizan un total de mil “presos políticos” en la isla.
En 2023, un enviado del Papa Francisco pidió a La Habana la liberación de los manifestantes encarcelados.
La Iglesia Católica ha abogado por la liberación de prisioneros en el pasado. En 2010, Raúl Castro, entonces presidente, negoció con la jerarquía católica la liberación de unos 130 presos políticos.
La Habana niega la existencia de presos políticos y acusa a los opositores de ser “mercenarios” a sueldo de Washington.