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Un comité internacional de científicos ha propuesto un cambio en la forma en que se define y diagnostica la obesidad. El objetivo es ofrecer una forma más matizada y objetiva de evaluar la composición corporal, añadiendo más métricas, como la circunferencia de la cintura, a los criterios.
Durante años, el método que los médicos han utilizado para determinar si una persona tiene obesidad es calcular su IMC (o índice de masa corporal). El IMC es una estimación rápida y económica basada en el peso y la altura.
Pero el IMC no proporciona información adecuada sobre la salud de una persona, concluye la comisión, y basarse únicamente en el IMC puede dar lugar a un diagnóstico erróneo.
La medida actual de obesidad basada en el IMC puede sobreestimar o subestimar la cantidad de grasa corporal que tiene una persona, explica el Dr. Robert Kushner, endocrinólogo de la Universidad Northwestern que forma parte de la Comisión de Endocrinología y Diabetes de Lancet.
“Aproximadamente el 40% de la población adulta en Estados Unidos tiene obesidad, cuando se define únicamente por el IMC”, dice Kushner. ¿Pero todos estos millones de estadounidenses tienen una enfermedad? ¿Y todos necesitan tratamiento? Kushner dice que la comisión pretende aclarar la confusión.
Algunas personas son fornidas y musculosas. Al subirse a la báscula, su peso corporal puede situarlos en la categoría de obesidad, debido al peso de la masa muscular. Pero estas personas pueden estar sanas.
En la otra cara de la moneda, algunas personas tienen una masa muscular muy baja, pero cargan con un exceso de peso alrededor de sus órganos. Su IMC puede estar en el rango normal, pero su nivel de grasa abdominal puede ponerlos en riesgo de sufrir una enfermedad metabólica.
“Lo nuevo es que intentamos definir la obesidad por el exceso de grasa corporal, que es lo que realmente es la obesidad”, dice Kushner.
La comisión recomienda que el exceso de grasa corporal se confirme midiendo la circunferencia de la cintura, la relación cintura-cadera o la relación cintura-altura de una persona. Otra opción es una medición directa de la grasa corporal a partir de un examen de detección, como una exploración DEXA, cuando esta opción esté disponible y sea asequible.
“No estamos descartando el IMC, ahora recomendamos que las personas obtengan otra medición que obtenga una estimación más directa de la grasa corporal”, dice Kushner.
El resultado final: las nuevas medidas se centran en la cantidad de grasa que las personas tienen alrededor de su cintura.
“La grasa en el abdomen causa inflamación sistémica, que luego continúa y causa otros problemas metabólicos como niveles elevados de azúcar en la sangre, presión arterial elevada y aumento de grasas en la sangre”, explica Kushner. Esto puede preparar el escenario para enfermedades metabólicas, incluida la diabetes y las enfermedades cardíacas.
Además, la comisión recomienda dos nuevas categorías de obesidad, basadas en medidas objetivas de enfermedad. La primera categoría se llama ‘obesidad clínica’, para personas que ya padecen una enfermedad crónica asociada a la obesidad. Y la segunda categoría se llama ‘obesidad preclínica’ y significaría que una persona tiene riesgos elevados de desarrollar una condición de salud debido a su nivel de grasa corporal.
“Nuestro replanteamiento reconoce la realidad matizada de la obesidad y permite una atención personalizada”, dice el Dr. Francesco Rubino, del King’s College de Londres, quien preside la comisión.
La Comisión estuvo integrada por 56 expertos con experiencia en nutrición, endocrinología, medicina interna y salud pública. Su informe se publica en el Diario Lancet Diabetes y Endocrinología.
El informe llega en medio de un aumento significativo de la obesidad en todo el mundo. La Organización Mundial de la Salud estima que más de mil millones de personas viven con obesidad, y la Federación Mundial de Obesidad estima que el impacto económico de la enfermedad superará los 4 billones de dólares en 2035.
Esta historia fue editada por Jane Greenhalgh.