Son las 18.37 horas cuando Felipe de Bélgica se presenta en la gran carpa instalada en la plaza frente a Notre-Dame de París. Es el primero de los reyes en ser recibido por el Presidente de la República, seguido de su esposa, la Reina Mathilde, que intercambia unas palabras con la Primera Dama Brigitte Macron. Es hora de la fotografía oficial. Cinco minutos antes, fueron los ex presidentes franceses François Hollande y Nicolas Sarkozy –con Julie Gayet y Carla Bruni– quienes posaron en el mismo lugar.
El Rey y la Reina de Bélgica atraviesan el pórtico y regresan a su lugar, apenas unos minutos antes de que comience la triple celebración: ceremonia secular, oficio religioso -que no es misa- y momento de celebración con un concierto presentado por el anfitrión. Stéphane Bern y retransmitido en directo por France 2.
A las 18.40 horas, le toca el turno al Gran Duque Enrique de Luxemburgo, acompañado de su esposa, la Gran Duquesa María Teresa. También en este caso la bienvenida presidencial es cálida pero breve porque el tiempo se acaba. La pareja gran ducal se apresura y encuentra a los soberanos belgas en la catedral, así como a los demás invitados.
Luego podemos distinguir el perfil de Carole Bouquet, las siluetas de Jacques Toubon y Jack Lang, Bernard Arnault y su familia o incluso François-Henri Pinault que da el brazo a su esposa Salma Hayek. Todo el mundo político también parece haber respondido.
El príncipe Alberto II de Mónaco llega a su vez, sin la princesa Charlene. Tiene derecho a un abrazo franco. Son las 6:45 en punto.
Pero el baile de jefes de Estado y de gobierno está lejos de terminar. El Príncipe de Gales llega – ¡por fin! – a las 18:53 Representa a su padre, el rey Carlos III.
Lo sigue de cerca el príncipe Moulay Rachid, hermano del rey de Marruecos Mohammed VI, mientras en la nave el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, es aplaudido calurosamente. El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, sale del coche a las 18.58 horas, bajo una fuerte protección. También vino sin su esposa.
Por último, cabe señalar que aunque su familia ya no reina en Francia, el conde de París también recibió una invitación. No es su esposa, la princesa Filomena, quien lo acompaña sino su hijo mayor, el príncipe Gastón. Sin embargo, no hay rastro del príncipe Jean-Christophe Napoléon a pesar de los vínculos muy estrechos de los Bonaparte con la catedral, de la coronación de Napoleón I.es en 1804 en la boda de Napoleón III con Eugénie de Montijo en 1853… La última invitada es Jill Biden, acompañada de su hija Ashley. Son las 19:10. Suenan las campanas de Notre Dame. Como en un sueño.