Un proyecto ambicioso, pero ¿a qué precio?

Un proyecto ambicioso, pero ¿a qué precio?
Un proyecto ambicioso, pero ¿a qué precio?
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Después de varias rondas legislativas, el proyecto de ley sobre penas alternativas sigue pendiente. Durante la discusión del Proyecto de Ley N° 43.22 relativo a penas alternativas por parte de la Comisión de Justicia, Legislación y Derechos Humanos de la Cámara de Consejeros, muchos parlamentarios expresaron su preocupación por la implementación de esta legislación por parte de la Delegación General para la Administración Penitenciaria y la Reinserción (DGAPR). ).

Subrayaron la complejidad que esto representaría para la DGAPR, particularmente por la falta de recursos materiales y humanos, en un contexto de crecimiento continuo de la población carcelaria.

Los eurodiputados también insistieron en la necesidad de no confiar la ejecución de penas alternativas a una empresa extranjera. El informe de la Comisión de Justicia, adoptado por unanimidad, destaca las limitaciones de la DGAPR y plantea la cuestión de la carga adicional que representaría para esta institución el seguimiento de las penas alternativas. Los concejales reconocieron por unanimidad las dificultades específicas de la administración penitenciaria, como su funcionamiento restringido y su personal limitado, y discutieron las implicaciones de delegar la ejecución de las penas en otra entidad. Argumentaron una definición precisa de la entidad responsable para evitar múltiples interpretaciones del texto y lagunas legales potencialmente explotables.

Los parlamentarios expresaron firmemente que “No debe delegar esta tarea a una empresa privada extranjera para preservar la confidencialidad de los condenados.”. En cambio, propusieron confiar esta delegación a una empresa privada bajo control estatal, garantizando así la protección de los datos personales de los litigantes.

Se plantearon preocupaciones sobre el recurso humano calificado, los mecanismos de coordinación, los procedimientos logísticos relacionados con el uso del brazalete electrónico y las medidas de precaución en caso de mal funcionamiento. Muchos han pedido que se incluya el tema de las penas alternativas en la esperada reforma del Código Penal y del Código de Procedimiento Penal, destacando la necesidad de una rápida revisión por parte del Parlamento. Citaron un aumento continuo de la reincidencia, indicado por el informe de la Presidencia del Ministerio Público durante los últimos cuatro años, que requiere una seria atención a este proyecto.

La pulsera electrónica fue un punto central de los debates, suscitando interrogantes sobre las garantías que ofrece este dispositivo como nueva experiencia en Marruecos, así como sobre sus condiciones de aplicación. Los asesores discutieron los desafíos legales, legislativos, financieros y logísticos asociados con este proyecto, que requieren inversiones y una importante movilización de recursos para su implementación.

Las intervenciones se centraron en apoyar mecanismos de seguimiento, capacitación previa para la aplicación de la ley y cumplimiento de la jornada laboral de los condenados bajo la pena alternativa con lo establecido en el Código del Trabajo. Las modificaciones del Código Penal y del Código de Procedimiento Penal deberían armonizarse con las nuevas disposiciones.

Los concejales pidieron aclaraciones sobre la obligatoriedad de las penas alternativas y la discrecionalidad del juez en su imposición, así como sobre la posibilidad de apelación de sentencias relacionadas con penas alternativas. Cuestionaron los criterios que excluirían a determinados delincuentes de estas penas, la posibilidad de renovación de los antecedentes penales tras la ejecución de la pena y la exención de la pena principal después de la alternativa.

Asimismo, plantearon la cuestión del acceso a penas alternativas para los presos actuales, particularmente en lo que respecta a la prisión preventiva, que incide directamente en las estadísticas de hacinamiento carcelario. Pidieron una campaña de sensibilización para apoyar la implementación de sentencias alternativas, teniendo en cuenta las especificidades sociales del país.

En este sentido, un asesor enfatizó que “El objetivo de las penas alternativas es claro: mantener el miedo al encarcelamiento garantizando al mismo tiempo una función correctiva, educativa y rehabilitadora, en un contexto de hacinamiento penitenciario y de aumento de la tasa de reincidencia.”.

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