Escapa del agujero y luego apunta a las estrellas.

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Es una historia que hoy cuenta un poco en broma, a pesar de la gravedad que pudo haber tomado este percance. Como sugiere esta foto de un brazo de río medio congelado, presentada en las primeras páginas de la obra, la autora vio a una de sus amigas atravesar el hielo, hace unos años, en Sainte-Marie. Luego ella misma lo sacó del agujero.

“No se hicieron preguntas. Sin pensar que tal vez yo también me lo iba a poner, o que el hielo iba a ceder, simplemente lo saqué y nos fuimos. Fue uno de los eventos que me permitió crear un todo con lo que ya había recopilado en términos de escritura. Escribí este libro porque finalmente salí viva de ese día”, comparte Mylène Bouchard en una entrevista con Diario.

Las estrellas se han acercado es el segundo libro de poesía publicado por Mylène Bouchard por Mémoire d’encrier. (memoria del tintero)

De hecho, la imagen está omnipresente en el libro publicado recientemente por el original Jeannoise en Mémoire d’encrier. “El agujero de hielo, el agujero negro, las estrellas, el cielo, el mar, todo eso”.

Parecía encajar perfectamente, avanzar en ese inmenso territorio que ella codiciaba. Para poner palabras a estos amores deslumbrantes y a estas renuncias aún mayores. Lo cual arriesgamos cada vez con un mejor conocimiento de los hechos. Pero todavía corremos el riesgo, a pesar del hielo que se resquebraja bajo nuestros pies.

De hecho, Mylène Bouchard le dirá, si el turnos opuestos, publicado en 2019 –también por Mémoire d’encrier-, fue el “libro de la ilusión”, esta segunda obra de poesía es la de la “desilusión”. Pero no debemos creer que ya no hay luz ni esperanza en el complejo cielo del poeta. De lo contrario.

Mylène Bouchard dice que su poesía siempre está cerca del corazón, sin demasiado “maquillaje”. (Tom Core/El Diario)

“Hablo de desilusión porque desde entonces ha habido una gran pérdida. Es una desilusión que en realidad nos lleva a una cierta madurez que hoy encuentro muy hermosa. Como una parte necesaria de la vida. Dejar atrás nuestras ilusiones infantiles. Acoger las cosas tal como se presentan en lugar de soñar cómo me gustaría que fueran”, filosofa el autor.

Como suele hacer en sus libros, Mylène Bouchard pospone las cosas en éste. Entre lo posible y lo imposible. El sueño y la realidad. Amor y muerte. Y es precisamente este movimiento el que acerca a las estrellas, como sugiere el título de su obra.

“Hay un movimiento de proximidad, nos estamos acercando a algo. Pero al mismo tiempo hay algo irreversible. Estamos avanzando, no sabemos muy bien hacia dónde. Está todo este movimiento que ilustré con el poder de las estrellas, de los elementos. Hay cierta tristeza ahí, cierta observación, pero al mismo tiempo esperanza, algo más que tal vez sea posible en el futuro”, añade.

El jueves por la tarde hubo mucha gente en la Biblioteca Marie-Laura para el lanzamiento de Saguenay. (Tom Core/El Diario)

Le llevó casi cinco años plasmar estos pensamientos en un papel. Porque sinceramente sus intenciones de volver a hacerlo con un segundo libro de poesía no estaban tan claras. Al menos no más que la primera vez. “El primero fue bastante accidental. En el sentido de que soy un escritor de ficción, aunque en mis novelas siempre hubo prosa poética. turnos opuestosfue como si saliera de mí y lo dejé suceder”.

Luego, a través de otros textos breves y notas en sus cuadernos, Mylène Bouchard dejó que el resto sucediera. Lo que le permitiría acercarse una vez más a la idea del vínculo. Pero esta vez consigo misma, a través de la escritura.

Ésta es la razón de esta “poesía epistolar” y de estas cartas, publicadas aquí y allá en las páginas de Las estrellas se han acercado. Están dirigidas a un amigo desconocido, a una amalgama de varias figuras, pero también “hacen eco de lo que se siente en el momento”.

Lo que se siente, además, siempre se comparte con cierta sencillez, y sin demasiado maquillaje, al final de la pluma. Esto es a lo que siempre ha aspirado la cofundadora y directora literaria de La Peuplade, quien dice adora la “poesía del corazón” de Joséphine Bacon, por ejemplo. “Eso es lo que más me habla. Realmente escribo poesía desde mi corazón. No me estoy devanando los sesos. Para mí, la estrella era una imagen muy accesible”.

Por lo demás, Mylène Bouchard, a quien también debemos El piso de soltero, Por dios mi marido Y Mi guerra será contigo, dice que, como siempre, quiere tomarse su tiempo. Algo así como “tres-cuatro-cinco años”, un período durante el cual podría trabajar en un proyecto novedoso que lleva “mucho, mucho tiempo”.

“Creo que le echaré un vistazo. Este sería mi próximo proyecto por ahora. Pero a veces tengo periodos muy, muy largos sin escribir. Yo espero. No me presiono. Tengo muchas cosas que hacer en mi vida, pero siempre está ahí, siempre hay algo desarrollándose en paralelo”.

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