Contra todo pronóstico
Una datación muy precisa: durante el episodio de COVID en el momento del ataque al Capitolio, Harry Bosch está retirado en su casa en la cima de una colina con sus casos sin resolver. La siguiente generación está allí con Renée Ballard, una inspectora tenaz, que oficialmente trabaja de noche pero prolonga su trabajo durante el día, para compensar la pereza y la incompetencia de sus compañeros. Enfrentada al inicio de la investigación, no se rinde, sabiendo que el trabajo sería un fracaso y las víctimas serían olvidadas. Un mecánico es asesinado a tiros y el inicio de la investigación le permite establecer un vínculo con un “caso sin resolver” de Bosch, que participará voluntariamente en la resolución del caso. Ballard ayuda a la unidad de delitos sexuales de su distrito a intentar detener a dos violadores en serie, los Night Men. Ante la indiferencia del inspector encargado del caso, es Renée quien hace todo lo posible aunque eso signifique cruzar las líneas rojas.
Esta incursión en el corazón de la desilusión y la desconexión que reina entre las filas del LAPD acompaña el retrato de la ciudad, Los Ángeles con su sociología que mata el mito de Hollywood.
Un muy buen Connelly.
