El gasto militar europeo ha aumentado en los últimos años, en gran medida en respuesta a las amenazas rusas. Sin embargo, según un reciente estudio británico, este aumento del presupuesto no se traduce en una capacidad de defensa adecuada, por lo que Europa sigue dependiendo de la ayuda estadounidense para su seguridad.
Defensa: un refuerzo militar a medias
Desde la anexión de Crimea en 2014 y la invasión de Ucrania en 2022, los países europeos han aumentado su gasto militar. De hecho, los miembros europeos de la OTAN han aumentado sus presupuestos en casi un 50%. Sin embargo, este aumento aún no ha garantizado la protección autónoma del continente. Persisten varias debilidades, incluida la falta de personal y deficiencias en ciertos equipos esenciales.
Uno de los principales desafíos sigue siendo el número insuficiente de personal militar. Según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), muchos ejércitos europeos están perdiendo tropas y no logran atraer a las generaciones más jóvenes, lo que compromete su capacidad de responder a las crisis. Al mismo tiempo, los arsenales europeos, ya reducidos desde el final de la Guerra Fría, están luchando por renovarse a pesar del aumento de la demanda, particularmente en artillería y defensa aérea. Esta falta de recursos afecta directamente la capacidad de Europa para garantizar su seguridad.
Una dependencia persistente de Estados Unidos
A pesar de los esfuerzos por fortalecer sus capacidades, los países europeos siguen dependiendo en gran medida del apoyo militar estadounidense. En particular, sectores estratégicos como la defensa aérea y la logística todavía requieren un apoyo significativo del ejército estadounidense. Aunque la industria de defensa europea ha aumentado la producción en algunas áreas para satisfacer las necesidades de Ucrania, este aumento sigue siendo insuficiente para llenar todos los vacíos.
Europa, según el Comisario Europeo de Defensa, debe redoblar sus esfuerzos para asegurar su autonomía frente a las crecientes amenazas. Los líderes, que se reunieron recientemente, subrayan la necesidad de no depender eternamente de Washington para su seguridad. La independencia europea en materia de defensa se convierte así en una cuestión importante para los próximos años, un objetivo que requiere reformas estructurales e inversiones a largo plazo.